Por Juan Torres López y Alberto Garzón Espinosa

El ataque especulativo sobre algunos países europeos como España y Grecia ha puesto de relieve la dramática actualidad de una crisis que los mandatarios tratan de dar por finalizada. Pero, sobre todo, ha servido para revelar una vez más que ni siquiera unos simples remiendos son posibles en el marco del capitalismo neoliberal de nuestros días.

Desde que reconocieron la crisis en el verano de 2007 las únicas medidas aprobadas han sido de carácter paliativo y han requerido un desembolso millonario que ha provenido fundamentalmente de las arcas públicas. Y, a pesar de las promesas lanzadas en las primeras páginas de los periódicos, no se ha llevado a cabo ninguna reforma estructural que pretenda evitar una nueva crisis. Para ocultar esta evidencia, que revela la falta de compromiso con la erradicación de los problemas de fondo que han generado la crisis, la atención general se ha desviado en todo momento hacia problemas de segundo orden, como la Gripe A, que ha servido como cortina de humo para esconder la negligencia financiera de quienes gobiernan.