Dos terceras partes del incremento de la deuda en los países más avanzados es debido a la caída en los ingresos, que a su vez es consecuencia de la Gran Recesión que estamos viviendo desde 2008. Eso dice el Fondo Monetario Internacional en un informe publicado ayer en su página web. Como vemos en la gráfica de abajo, los estímulos fiscales sólo son responsables de una décima parte del incremento de la deuda, al igual que aproximadamente los rescates financieros.

No obstante, el FMI sugiere llevar a cabo duros planes de ajuste basados en la reducción del gasto para reducir los déficits. En concreto el FMI propone tener como objetivo la congelación a medio plazo del gasto per cápita, la contención del gasto en sanidad tanto por el lado de la oferta como de la demanda (en este caso mediante incremento del coste de la sanidad pública -para que ser perciba «cara» y se use menos- y la reducción de las subvenciones a los seguros privados), y reformas en las pensiones para moderar el gasto que llevan asociados (fundamentalmente incrementando la edad laboral).

Por el lado de los ingresos el FMI propone incrementos en el IVA (hace mención también a los impuestos especiales) y combatir el fraude fiscal a través de la cooperación internacional. El resto de las medidas son de tipo institucional.

Estoy de acuerdo en algunas medidas, como es obvio (la del fraude fiscal me parece la más lógica de todas), pero estoy en desacuerdo con que el resto sean las medidas preferentes para salir de este aprieto. Y sobre todo me sorprende la paradoja que se produce cuando ellos mismos reconocen que son las caídas en los ingresos las responsables del incremento de los déficits y se olvidan de recomendar medidas para reactivar la economía por el lado de la demanda.

Como decía el otro día, y le repetía a Roger en su web, el combate contra el fraude fiscal puede (según los técnicos de hacienda) recuperar 37.000 millones de euros, y aún manteniendo un 10% de economía sumergida. Pero además, las empresas productivas financian sus actividades fundamentalmente mediante la captación de préstamos (ver abajo el gráfico que he elaborado con datos del Banco de España), de modo que el encarecimiento del crédito, o directamente su bloqueo, impide que la actividad económica se recupere. Por lo tanto, es clave incidir en esa cuestión para reactivar la economía y, así, recuperar la recaudación de ingresos perdida y contribuir a solucionar el problema del déficit.

Cuando la banca española recoge préstamos del Banco Central Europeo a tipos muy inferiores a los que luego presta (por supuesta falta de confianza), algo no funciona. Pero sobre todo cuando, como el año pasado en España, la banca no hace circular esa liquidez prestada tan barata por el dinero público, sino que se dedica a invertir en activos como la deuda pública. Eso significa, literalmente, que la banca hace negocio doblemente a costa del Estado, y sin cumplir su función básica.

La solución no es privatizar las cajas de ahorro, sino forzar a la banca y cajas a actuar como verdaderos intermediarios financieros. Y si eso supone la banca pública, pues habrá que hacerse.