Me pone histérico, y cada vez más, la obsesión generalizada en hablar del proceso ascendente de blogs y redes. En muchos, demasiados, foros de debate (reales y telemáticos) se habla continuamente acerca de este nuevo fenómeno y de las ventajas que conlleva. Nuevos conceptos y términos nacen sin cesar y nos atormentan día y noche a los pobres lectores; hasta el aburrimiento.

A lo mejor tenemos que espabilar y bajarnos del burro. Estamos convirtiendo un proceso tan viejo como el cambio tecnológico en todo un fin mismo. Parece que poniendo un 2.0 o un 3.0 a un concepto existente, ya tenemos nuestro tiempo ocupado en escribir sobre y para ello. Al principio era soportable, pero creo que ya es momento de quejarse.

Una novedad tecnológica permite realizar el mismo trabajo de forma más productiva y económica. Lo que antes podían hacer sólo unos pocos (los editores clásicos), ahora pueden, supuestamente, hacerlo muchas más personas. Escribimos y difundimos, cada vez más individuos, nuestras propias reflexiones e ideas.

Yo, cuando escribo pretendo, cuando menos, remover conciencias y esperar que mis pensamientos choquen con los del lector. El objetivo de fondo siempre es convencer. Hacer ver que mi sistema de ideas refleja un mundo que tendría que ser de otra manera y que, efectivamente, así puede serlo.

Que este fenómeno, el de los blogs, está de actualidad es una obviedad, y que es una herramienta de una utilidad inmensa, también. De hecho, estoy plenamente de acuerdo con el objetivo de implicar a la población en la política, a fin de que superemos todo ese conformismo tan beneficioso para los de siempre. Es una estupenda idea el luchar por conseguir que cualquiera pueda acceder a una red (entendida como lugar virtual donde escriben bloggers de un mismo espectro ideológico), e informarse de primera mano de los pensamientos de quienes creen en lo contrario, o mejorar su propia formación respecto a un tema determinado.

Igualmente, dotar de conocimientos técnicos a una población analfabeta en este sector, es un proceso educativo que la sociedad -empezando por las empresas- agradecerán tarde o temprano. Es incrementar el stock de conocimientos técnicos.

Podemos trabajar, y debemos hacerlo, para coordinarnos, lo mejor posible, entre quienes mantenemos un proyecto político común. Podemos mejorar las herramientas a nuestra disposición, expandirlas, modificarlas una y otra vez volviéndolas, tras cada transformación, cada vez más útiles. Y tenemos que conseguir que se sepa que cualquiera puede montar un blog, o la novedad que siga, propio desde donde reflexionar en voz alta.

Pero no podemos olvidar que esto es un simple medio, el cual tiene que estar orientado a un fin. Hablar y hablar sobre cómo evolucionan las tecnologías da para muchos post, conferencias, seminarios, tesis doctorales, incluso premios nóbeles si nos prestamos… pero es, con total sinceridad, un discurso vacío de contenido político. Y supongo, y espero así sea, que no estamos para eso.