No hacen falta muchos comentarios. La siguiente fotografía la hicimos hace unas semanas paseando por Edimburgo (Escocia).
Y esta otra la consiguió mi compañero Ricardo, no sé dónde, e ironiza precisamente sobre el uso indiscriminado de las imágenes -en el sentido situacionista- revolucionarias.
Grandiosa la camiseta jaja.
En los negocios cabe todo. Se usa la imagen de un representante revolucionario, de una frase o lema de la izquierda en la publicidad de un banco, todo se puede usar y comercializar. Se saca del contexto ideológico real, de la historia real, del sufrimiento personal del personaje convertido en mito social y se expone como reclamo publcitario.
Todo vale.
Y se juega, por supuesto con el desconocimiento de las personas, de la incultura, incluso, me pregunto, de los propietarios del negocio.
Habría mucho par desarrollar sobre fotos, artilugios, carteles y reclamos publicitarios usados por la publicidad.
Un saludo.
¿No os habéis preguntado por la falta de sentido del mito «Che», que sirve tanto de icono religioso progresista (el crucifijo del progre) como de adorno para camisetas?
En el fondo este post es un excelente argumento en favor de la eficacia social de eso que el bloguero parece encontrar tan «malo»: el capitalismo…