La consolidación fiscal es el concepto de moda, y probablemente el que más veces aparece en los nuevos Presupuestos Generales del Estado de 2012 elaborados por el gobierno del Partido Popular. Se trata de una forma literaria para referirse a los ajustes que tienen como objetivo reducir el déficit de una economía.

En la teoría económica hay división sobre los efectos que provocan estos ajustes. Los economistas más influídos por el keynesianismo consideran que hacer ajustes conlleva la contracción del crecimiento económico, lo que empeora la situación. El ya conocido círculo vicioso de recortes-recesión-recortes. Sin embargo, los economistas más convencionales entienden que en realidad esos ajustes consiguen impulsar la economía, es decir, exactamente lo contrario. Esto último es, como resulta obvio, lo que subyace a las medidas impulsadas desde la Unión Europea y el Partido Popular.

Nada nuevo he dicho hasta ahora, pues ya sabemos cómo los economistas discrepamos entre nosotros por el uso de diferentes modelos económicos (véase aquí la explicación). Sin embargo, la sorpresa llega en este reciente estudio del Fondo Monetario Internacional que lleva por título «Expansionary Austerity: New International Evidence«. En él los autores critican la metodología de los trabajos más ortodoxos, los cuales habitualmente llegan a la conclusión política de que hay que realizar necesariamente procesos de consolidación fiscal. Según estos autores el método usado por los economistas ortodoxos conlleva un sesgo que hace que los resultados finales sean erróneos, por lo que la conclusión de que «la realización de estos ajustes estimula la economía» es falsa.

Los economistas del FMI proponen aquí un método alternativo, llamado enfoque histórico, a la hora de hacer las estimaciones econométricas. Y con ese nuevo método las conclusiones son radicalmente distintas, pues confirman los temores de los economistas más heterodoxos: los recortes contraen tanto el consumo como la actividad económica.

Obsérvese el siguiente gráfico, extraído del documento citado.

Las líneas rojas se refieren a las estimaciones realizadas con el método más ortodoxo, mientras que las líneas azules se refieren al método de los economistas del FMI. Las diferencias son espectaculares. Con un supuesto de una consolidación fiscal del 1% del PIB, el método ortodoxo concluye que tanto el consumo privado como la actividad económica se recuperan a partir del primer año. Pero con ese mismo supuesto, el nuevo método concluye que tanto el consumo privado como la actividad económica caen desde el principio y con mayor gravedad a partir del segundo año.

Obsérvese que las políticas de la UE, seguidas al pie de la letra por el PSOE (2010-2011) y por el PP (2011-) están recomendando ajustes que se anuncian como necesarios para recuperar la actividad económica, y predicen que empezarán a dar resultados positivos a partir del primer año. Es decir, están utilizando a buen seguro modelos similares a los ortodoxos (línea roja en gráfico). Pero lo que este estudio del FMI está diciendo es que esos modelos son erróneos y que el resultado real será una reducción del consumo y de la actividad económica.

Y si ello es así y estos economistas del FMI tienen razón, la economía camina directa al abismo porque lo que conseguirá será mayor recesión y mayor caída de los ingresos (mantenimiento del déficit y crecimiento de la deuda pública). Nada nuevo en lo que a teoría se refiere, teniendo presente que es lo que hemos mantenido aquí siempre, pero sí es nuevo que los propios economistas del FMI empiecen a decirlo también.