Hace un par de semanas participamos Alberto Montero y yo en un acto de Izquierda Unida en Málaga. Nos presentó Antonio Tallón y en su breve intervención recordó a los presentes que aquello no era un acto electoral sino un evento que iba mucho más allá del ciclo político. Apuntó, en resumidas cuentas, que el objetivo de Izquierda Unida no es ganar elecciones, sino cambiar el mundo.
Sería genial que todos asumiéramos esas palabras como propias, nos las creyésemos y actuásemos en consecuencia. Pero me temo que desgraciadamente nuestra organización ha pecado en gran parte de no hacer esto mismo. Entrar en las instituciones ha sido en muchos casos una forma de contribuir a transformar en un sentido progresista los municipios y en algunos casos hasta las comunidades autónomas, pero también ha sido en otros casos una forma de dividir fuerzas, desviar la atención de los temas importantes y sobre todo sufrir la imposición de un ritmo y una agenda política que no va en consonancia con los objetivos de una organización como IU.
Es lógico que esto pase, pero no es deseable. Es lógico que si tenemos concejales tengan que dedicar la mayor parte de su tiempo a tareas de política municipal que a veces no llevan a ningún sitio (mociones, enmiendas, ruedas de prensa, actos formales, etc.) y que obviamente conllevan un coste de oportunidad: mientras se hacen esas tareas hay otras muchas que no se están haciendo. Y cuando se pone en primera línea la necesidad de aumentar el peso político también es normal que se quieran reservar los recursos económicos a los períodos de campaña electoral: la competencia política es en este sentido competencia económica. Pero esa no puede ser la lógica de una organización que pretende ser la herramienta principal para la transformación del mundo.
La política institucional puede ser necesaria pero siempre tiene que quedar relegada a un papel subordinado de la tarea verdaderamente prioritaria: la concienciación y la movilización social. Esto es básico. La política de IU no puede reducirse al ámbito institucional sino que debe incluir la totalidad de los sujetos políticos en activo: movimientos sociales, ongs, colectivos de toda naturaleza, etc. No se puede valorar todo en clave electoral porque estaríamos tirando por la borda nuestros principios. Las personas que participan en otros movimientos políticos pero que no tienen intención de entrar en el juego electoral son también, y ante todo, compañeros.
En mi opinión, la importancia de Izquierda Unida reside en la inmensa capacidad de las personas que forman parte del proyecto, y sobre todo en su enorme potencial como herramienta de transformación. No hay ninguna organización de izquierdas en España que tenga una estructura similar y presencia en prácticamente todos los municipios del país. Pero hay que evitar que todo ese potencial sea desperdiciado. Y para eso tiene que estar dirigido hacia otros fines distintos a los que impone el ciclo electoral.
Izquierda Unida carece de algunos elementos que deberían ser claves. El más preocupante creo que es la formación. Los partidos clásicos de izquierdas se habían caracterizado siempre por tener estructuras de formación muy potentes, pero parece que eso se ha ido abandonando en beneficio de un esquema de formación fundamentalmente autodidacta. ¿Dónde están los think tanks de IU? ¿Y las escuelas de formación para preparar intelectualmente a los cuadros? ¿Dónde se pueden encontrar a los académicos de IU? Quizás se trate de un problema de recursos, pero me temo que es más una cuestión de voluntad. Por lo tanto un problema resoluble.
Por ejemplo, ATTAC se está convirtiendo en el referente intelectual de una creciente base social de izquierdas precisamente porque ha creado, sin apenas recursos, una estructura que permite que las personas puedan formarse intelectualmente e informarse de los programas alternativos de izquierdas. Por experiencia sé que ATTAC se ha convertido incluso en el referente de la propia IU y de otros partidos anticapitalistas (provocando, dicho sea de paso, más de un cabreo en elementos sectarios). Pero debemos recordar que el éxito de ATTAC se debe a que es una organización que ha puesto a disposición de la gente una nueva ventana por la que mirar a la realidad económica y política, proporcionándoles herramientas para analizar y comprender el mundo y no dando por sentada una ideología determinada a priori. Algo que IU, como otros partidos de izquierdas, no han conseguido en años. Hay que aprender de todo.
El fin último no es meter un diputado más o menos en las Cortes, al fin y al cabo la Ley Electoral frena cualquier desarrollo en ese sentido. El fin último es cambiar la sociedad, y para eso se necesita informar y convencer. Se necesita sembrar, empezar a cuestionar la sacrosanta propiedad privada de los medios de producción.
Ahora bien, no creo que un partido deba ser una fuente de formación sino de intercambio. El think tank natural de un partido de izquierdas es la calle, la sociedad. Por supuesto que la militancia en una formación puede ayudar en el proceso de formación (no sé hasta qué punto en el de adoctrinamiento), pero no me parece un cometido ni tan siquiera secundario de un partido de izquierdas (sea IU como cualquier otro).
En vez de la construcción jerárquica de los think tank (grupo de «intelectuales» con nula representatividad democrática, incluenciables por los grupos de presión), prefiero la construcción de un programa, de una línea política, con una estructura de bazar, descentralizada y colaborativa, abierta a todo aquel que crea que puede aportar algo.
Si se pudo crear por este sistema algo tan endiabladamente complejo como el kernel de Linux bajo el cual estoy ahora escribiendo, creo que también sería un sistema eficiente para diseñar un nuevo orden socioeconómico (que no nos engañemos, no existe, tenemos que diseñarlos, y hasta entonces sólo podemos ofrecer humo a la sociedad).
Si perseguimos una sociedad más justa e igualitaria, el modo de crear esa idea debe ser también abierto y democrático, no elitista y jerárquico.
Un saludo, Alberto!
interesante….el trabajo del embolo de arriba abajo y de abajo arriba sin descansar
la base de la pirámide y la cúspide alternandose al compas de la armonia
pero….que base y que cuspide hay??? ahi es donde empieza el problema
cuando tienes una cupula analfabeta, insufrible, dinosauril, caciquil y servil no puedes hacer muxo
renovarlos de arriba a abajo y luego podreis avanzar
Mendigo, estoy de acuerdo en lo que dices sobre el fin último. Pero no tanto en lo de los think tanks, pues ahí creo que tenemos mucho que aprender de la derecha liberal. Aunque nuestra base social sea diferente, nosotros necesitamos que estén formados: que sepan cómo funciona el sistema y que sepan dónde están los verdaderos responsables de la situación.
Comparto tu opinión sobre la importancia de un programa por encima de todo. Pero no podemos hacer que la gente apoye un programa si no lo comprende primero. Y necesitamos que esa misma gente que elabore el programa sepa cómo funciona la aparente complejidad del sistema. No veo viable montar una asamblea ahora mismo en cualquier barrio y esperar que de ahí salga un programa que reconociendo la responsabilidad de los bancos, sus instituciones pantalla, el papel de los bancos centrales, del dinero-deuda, de los fondos de inversión, etc. hagan un programa realmente de izquierdas. Para eso antes tienen que tener las herramientas necesarias.
¡Y alguien tiene que crearlas! Ahí reside para mi la importancia de la formación política y económica.
No se si cambiar el mundo…pero para mí es la opción mejor a tener en cuenta en las elecciones junto a los verdes.
Sóis vosotros, los más jóvenes, los que andáis más involucrados en política junto a personas más adultas que se dejan la piel en impartir mejores formas de gobernar los que movilicéis poco a poco a esta España quebrada.
Pero luego llega el FMI y….¿Qué les da a los políticos para que se abjure de la honestidad?
«De cada cual según sus capacidades…».
No se trata de que todos los vecinos elaboren un programa, porque opinar sin conocimiento no es democracia, es un bodrio.
La cuestión es que todos aquellos que crean que tienen algo que aportar a la creación de un sistema, en alguno de sus aspectos, puedan sumarse a él.
Dicho de otra forma ¿quién elije a los «intelectuales» que entran en un think tank? Porque según sea quien los elija, así saldrá. De esta forma controlamos las conclusiones finales e incluso fomentamos el inmovilismo, de una forma muy parecida al cónclave que elige el nuevo papa, cuya composición depende del anterior.
Por lo tanto, ¿think tank? Bueno, en principio todo grupo de reflexión es bueno, sólo que yo prefiero el castellano nombre de asambleas, mientras que estas sean abiertas y de estructura no autoritaria.
Siguiendo con el ejemplo de GNU-Linux, no se trata de que tú, yo, la vecina del quinto y el panadero participásemos en la creación del kernel. No tenemos ni puta idea. Simplemente, todo aquel al cual le interesó la idea, y creía tener los conocimientos necesarios, se apuntó al carro. El resultado fue ofrecido a la comunidad, y es aquí cuando tú, yo, la vecina y el panadero podemos probarlo, reportar bugs, criticar aspectos y proponer mejoras.
De hecho, se pueden crear subcomisiones, porque nadie sabe de todo, y cada uno puede aportar su conocimiento para construir un todo general. Igual que cada programador tiene una especialización en un determinado ámbito, y el que participa en el desarrollo de un editor gráfico, no lo haga en un gestor de redes.
Otra cosa. En los think tanks uno no se forma, comparte su formación. Bueno, claro, eso te permite ampliar tus conocimientos, por supuesto.
+
+
@ Virginia, cada cual tendrá sus referente políticos. Ahora bien, los verdes en Europa están sirviendo de colaborador necesario (Alemania, Irlanda) para aplicar durísimas políticas neoliberales.
Y en mi amor a la Naturaleza no me gana nadie, pero en un partido político tiene que haber algo más, una ideología. También, para que esa defensa de la Naturaleza sea efectiva y no meramente puntual.
Hola Alberto:
No estoy nada de acuerdo con tu texto, aunque contiene elementos muy interesantes cuando hablas de la subalternidad de la política institucional, y la necesidad de construir contrahegemonía cultural.
Pero lo estropeas luego, cuando sitúas a Attac como posible think tank de IU.
Yo personalmente estoy totalmente de acuerdo con los análisis de Carlos Taibo, que, supongo, habrás leído. Attac puede tener cosas interesantes, pero creo que la socialdemocracia ya ha demostrado sobradamente su inoperancia. Por lo que yo buscaría referentes anticapitalistas, y no solamente antineoliberales.
¿Es sectaria mi postura, como pareces decir? No sé. Yo no quiero la menor pureza. Quiero estar juntos todos los trotskistas, estalinistas, maoístas, anarquistas, sindicalistas combativos, republicanos, etc. Incluso acepto, naturalmente, luchar por las reformas codo con codo con todo socialdemócrata que quiera salir a la calle o ir a la huelga. Pero sobre unos estatutos que defienden la transformación de la sociedad y la superación de la economía capitalista. Y no simplemente un capitalismo más humano o reformado, con medidas de fomento de la demanda.
Recordarás las críticas de Diego Guerrero a los estatutos de IU. Tú mismo me los pasaste, ¿te acuerdas? Sigo estando plenamente de acuerdo con ese texto de Guerrero. Espero que tú tampoco hayas cambiado.
Un abrazo.
Ya que estamos… http://www.kaosenlared.net/noticia/fantasma-john-maynard-keynes