Decía Marx que los hombres –y mujeres, hay que añadir- hacen la historia bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. Los hombres, mujeres y pueblos escribimos la historia. Por eso no estamos condenados a la resignación. Ni ahora ni nunca, pero sobre todo no ahora. No cuando este sistema económico y político se desploma y sus cascotes se caen sobre nuestras cabezas. O, mejor dicho, cuando nos tiran los cascotes encima quienes buscan salvarse primero. Mejor entender que hay alternativas, pero que sólo pueden ponerse en marcha a través de lo colectivo. Que no hay fuerza individual suficiente como para transformar esta sociedad. Sólo la suma, la unión, y el entendimiento de que las soluciones son colectivas. Acumulemos fuerzas, que hay un futuro que escribir.
Decía Felix Tezanos en » Sociedad Dividida» que la estructura social vendría determinada por la fracturación en dos grandes bloques: ciudadan@s y excluid@s (el precariado de hoy), siendo la movilidad social hacia abajo e inapreciable el ascenso. Dicha dicotomía se produciría por exclusión efectiva del ejercicio de los derechos de ciudadanía del 50% o más.
La reproducción y consolidación de tal sistema se asentaría en la fragmentación, pero no referida exclusivamente al campo de la política. Sino también a la diversificación de situaciones diferenciadas en la relaciones de producción, diferentes etnias y culturas urbanas, que junto a otros elementos redundarían en la imposibilidad de organizar respuesta a tal sistema.
El análisis del maestro socialdemócrata y regidor de la revista del guerrismo, era muy acertado(y premonitorio en muchos sentidos), pero adolecía de una consideración sociológico-económica. Tal Sociedad, mucho más autoritaria y coercitiva, denominada hoy por muchos ante su advenimiento, neofeudalismo capitalista, no es otra cosa que el proceso de implosión del propio sistema.
El capitalismo requiere indefectiblemente de crecimiento y acumulación de Capital, pues es un sistema agresivamente competitivo (buen libro el de Michael Perelman sobre el fin de la economía), y aumentos de la concentración y centralización del poder económico-político, suponen la reproducción del capital como privilegio o especulación no productiva. Luego lo que el socialdemócrata maestro Felix Tezanos dibujaba en su «Sociedad Dividida» no es la Sociedad del Futuro de una novela distópica, sino el proceso de implosión de una civilización como certeramente concluían los profesores de la NASA.
Como bien dice Alberto, los cascotes que nos caen son de quiénes pretenden salvarse primero del hundimiento, aumentando la distancia entre naúfragos del capitalismo que somos tod@s.
Nadar es la única posibilidad para quiénes no llevamos billetes de primera y deseamos una sociedad más ecuánime. Nadar colectivamente como peces atrapados en la red, generando en nuestro empuje una corriente que nos libere rompiendo la red, tal ocurriera antes de finalizar la peli «buscando a Nemo», es la alternativa.
En la era de las TICs, de la revolución teconológica del conocimiento, tan sólo la forma en que se reproduce el Poder y sus fundamentos económicos, puede ser causa bastante para la desecación de revoluciones paradigmáticas actuales.
Es un auténtico contrasentido que en la revolución del conocimiento vivamos la desecación de nuevos paradigmas y revoluciones científicas, sólo comprensible si al igual que durante el feudalismo el Poder se reproduce por otras vías, encontrando en el desarrollo un enémigo del sistema.
Rompamos esa red que atenaza la capacidad de generar riqueza que es el conocimiento, hagámoslo liberándola de la alienación mercantilista, y daremos un gran salto para la Humanidad.
Salud, Felicidad y Prospero Año.
«Para nosotros el comunismo no es un estado que debe implantase, un ideal al que hay que sujetar la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual»
(Karl Marx)
Felices Fiestas