Releyendo el gran libro la condición de la posmodernidad de David Harvey, a uno le surgen algunas reflexiones que no está de más compartir. A pesar de que está escrito en 1990, y publicado en español en 2004, describe con enorme precisión las transformaciones políticas y económicas de finales del siglo pasado. Hasta tal punto que, tras repasar los débiles fundamentos del modelo neoliberal concluía Harvey que «es tentador ver todo esto como una especie de preludio a un crash financiero cuya magnitud dejaría al de 1929 a la altura de una nota al pie de página de la historia». Afortunadamente la producción intelectual de Harvey es tan profusa que nos ha permitido leer varios libros suyos sobre la actual crisis, corroborando de esa forma sus pensamientos más originales.
Es cierto que el libro repasa el carácter cultural superficial y consumista de la sociedad occidental, si bien a partir de un análisis económico (al aumentarse la velocidad de rotación en la producción, el sistema requiere un aumento igual en la velocidad de consumo). También apunta lo que posteriormente será una modificación de gran alcance en la estructura social, a saber, la dualización del mercado laboral entre trabajadores cualificados y trabajadores sin cualificar. Y desde luego hace un recorrido entre la modernidad y la posmodernidad –desde diversos ámbitos y disciplinas- que es verdaderamente brillante. Pero sin duda lo más relevante del análisis, a mi juicio, son las fallas que encuentra en el modelo neoliberal –llamado aquí régimen de acumulación flexible. Y creo que ese análisis sigue teniendo una vigencia espectacular.
La hipótesis de Harvey es que la crisis del modelo de posguerra, llamado régimen de acumulación fordista, dará paso en torno a los años setenta a un nuevo régimen de acumulación al que temporalmente se le llamará régimen de acumulación flexible. Frente a la rigidez propia del fordismo, la flexibilidad del posfordismo o neoliberalismo. Y será una etiqueta temporal porque de lo que duda Harvey, como otros autores, es de que el neoliberalismo sea efectivamente un régimen de acumulación en sentido estricto.
El concepto de régimen de acumulación es original de la teoría de la regulación, aunque también lo usarán más tarde los economistas radicales de la estructura social de acumulación (aquí -2012- expliqué dicha teoría). La idea central es que para que el capitalismo pueda sobrevivir necesita una estructura coherente de instituciones (normas, hábitos, educación, cultura, leyes, regulaciones varias, relación capital-trabajo, etc.) que faciliten la acumulación de capital, esto es, el crecimiento económico sin el que el capitalismo colapsaría.
El régimen de acumulación fordista funcionó bien en tanto que el compromiso adquirido por el Estado, el Capital y el Trabajo encajaba adecuadamente en un contexto de crecimiento de la productividad derivado de las innovaciones tecnológicas. Fueron las contradicciones inherentes a ese régimen de acumulación las que lo hicieron entrar en crisis. Pero el régimen de acumulación neoliberal no tenía sus fundamentos bien anclados y especialmente el dominio absoluto de las finanzas sobre cualquier otro espacio económico hacía al sistema muy inestable. Más de treinta años más tarde de las primeras reformas neoliberales, hoy sabemos que los niveles de acumulación económica han sido mucho más bajos que bajo el régimen fordista, amén de que la volatilidad económica ha sido inmensamente mayor.
Lo que Harvey concluye en su libro, ya en 1990, es que el neoliberalismo no sólo es un proyecto civilizatorio –un modo de vida que construye individuos egoístas y consumistas- sino sobre todo un régimen de acumulación fallido. Fallido para la mayoría social, pues el propio Harvey tiene un estupendo libro llamado breve historia del neoliberalismo en el que describe al mismo como un proyecto de las élites para recomponer sus niveles de ganancias previas a la I Guerra Mundial. En todo caso, el duro golpe a los sindicatos –al trabajo- y la autonomización de las finanzas con respecto al Estado y al capital productivo son elementos que no pueden combinar satisfactoriamente para evitar las crisis económicas inherentes al sistema capitalista. Así las cosas, pronostica Harvey desarrollando argumentos procedentes de la lógica de análisis marxista, tarde o temprano el sistema entra en crisis. Y tras el colapso, ha de llegar la reconfiguración. Pero, ¿sobre qué bases se produce tal reconfiguración?
En 2010 analizamos en este blog las perspectivas que planteaba el economista radical David Kotz, que tiene un análisis similar en términos de estructuras sociales de acumulación. Conviene releer aquél análisis cuatro años después. Pues lo cierto es que las políticas económicas neoliberales están sirviendo desde entonces para reconfigurar las instituciones jurídicas (tratados, leyes, constituciones…) y las instituciones sociales (hábitos, disciplina laboral, costumbres…) a fin de que encajen entre sí y vuelvan a lubricar los beneficios económicos de las grandes empresas y del capital. Pero, de nuevo y como describe Harvey, los fundamentos económicos del régimen de acumulación neoliberal siguen siendo ampliamente inexistentes y la crisis amenaza con convertirse en permanente. Igual, por cierto, que el ajuste –recortes- sobre las gentes trabajadoras.
Es evidente que lo que llamamos crisis es sobre todo un ajuste que se esta realizando para reconfigurar las relaciones laborales, económicas y sociales que afectaran sobre todo a clase trabajadora y por tanto no es temporal lo que estamos llamando crisis, sino mas bien un cambio que pretende sea permanente y definitivo que consolide el predominio del capitalismo en la sociedad y que asumamos los costes de su mantenimiento como algo natural e inevitable, incluidas las perdidas de derechos y libertades en aras del sistema de gobierno del gran capital.
Nos jugamos mucho en los próximos tiempos dado que si fracasan las fuerzas del cambio, el capitalismo reforzara su hegemonía como único modelo de gobierno capaz de dirigir el sistema y reforzara sus medios coercitivos para impedir que pueda sublevarse los ciudadanos contra la tiranía.
@Antonio,
Me alegra leerte de nuevo.
¿Dónde está la evidencia?
También podría interpretarse como que estamos asistiendo a una reconfiguración de los mapas mundiales pasando de Estados-Nación, como el existente en Europa hasta la fundación del mercado común europeo y sus posteriores transformaciones hasta lo que hoy tenemos como la UE15 (EU27), a entes superiores que suponen la armonización política, social, fiscal, judicial y económica. Existiendo proyecciones a conjuntos relacionales aún superiores como la OTAN, OCDE y ONU, entre otros. Lo que en términos coloquiales se conoce como globalización.
No veo ninguna evidencia de la supremacía del Gran Capital: veo que millones de ciudadanos están teniendo una oportunidad que nunca antes tuvieron.
¡Amplía el zoom y lo verás!
Un abrazo Navideño
@Jesús, se desliza la idea de globalización como igualación y planteas el aumento del zoom. Pero la realidad del zoom mundial también es crecimiento de la desigualdad. Y en España el cambio a un modelo precarizado y fracturado de sociedad se construye aumentando desigualdad. Ya se ha dicho en repetidas ocasiones que en nuestro contexto europeo(similar capital social acumulado), España a diferencia de otros paises del entorno arbitra ante la Crisis salidas que generan más distancias y desigualdad interna.
La desigualdad parece ser un fenómeno más relacionado con conceptos como dominio, poder y correlación de fuerzas, que con pobreza o riqueza.
Al igual que el trabajo está estancado al fondo: http://www.publico.es/economia/no-hay-mas-mas-repartido.html; el empobrecimiento global aumenta la desigualdad mundial por mor de las propias dinámicas acumulativas del capitalismo, ante un juego de suma cero en las frontes de unos mercados saturados.
@Cayetano,
Mi pregunta es, ¿dónde está la evidencia de la afirmación de Antonio?
Y segundo: puede haber una mayor desigualdad y a la vez que los minimos a nivel mundial hayan subido, suban, estén subiendo y puedan subir en un futuro.
Habrá mayor desigualdad y a la vez hay mayor acceso a la riqueza y reducción de la pobreza.
@Jesús, la desigualdad mundial crece, tanto entre estados como dentro de estos. Aunque se escapen tres niñ@s que van de pie en la moto y salgan todos los días por la tele. Pero son excepciones que confirman la regla.
La mayor evidencia de la perdurabilidad de los cambios, viene ofrecida por la tozudes de acciones que redundan en una realidad que ha provocado cambios conceptuales, en donde por ejemplo trabajar ya no significa los mismo.
Feliz Navidad y Prospero Año, Jesús.
@Cayetano,
La pobreza tb decrece.
http://www.worldbank.org/en/publication/global-monitoring-report
@Jesús, dices pobreza cuando te hablo de desigualdad. Según Roberto Bissio, director de la red internacional de organizaciones contra la pobreza Social Watch, las estadísticas positivas pueden a veces ocultar realidades más complejas. http://periodismohumano.com/sociedad/crece-la-desigualdad-a-pesar-del-crecimiento-economico.html
Para el economista francés Thomas Piketty el crecimiento de la desigualdad es inherente al capitalismo ya que la tasa de retorno o rendimiento del capital es superior a la tasa de crecimiento económico, es decir, en el estado actual del capitalismo, el neoliberalismo he demostrado no ser un buen sistema de distribución de la riqueza ya que no recompensa el trabajo -y por tanto a los trabajadores quienes obtienen sus rentas del trabajo-, sino que favorece a quienes ya poseen la riqueza heredada -los rentistas
@Jesús, se que te interesan estas cosas, aunque las veas lejanas. He leido un breve artículo en el País, que avanza una revolución científica y técnica que transformaría los conceptos y relaciones sociales, si superarán las barreras o resistencias institucionales del capitalismo hipermaduro. Instituciones económicas privadas, que hoy usan a los propios Estados como meros gestores, las TTIP un ejemplo.
En el artículo un científico del MIT norteamericano (Chin), nos habla de vehículos autónomos en su conducción y que serían compartidos, cambiando el sentido de su propiedad y de la movilidad, así como la energía utilizada.
Imagino que el cambio de sentido de la propiedad planteado por su compartimiento, se produciría por el hecho de que al estar combinando, dicha flota de vehículos, millones de datos en tiempo real. Ésto permitiría reducir ampliamente la flota total de vehículos (cuya eficiencia es desperdiciada, al pasar la mayor parte del tiempo estacionados). Supongo, que esta flota de vehículos autónomos, permitiría su uso por el particular para el momento del desplazamiento. Funcionando como una nube de vehículos o datos, que son requeridos para su uso al instante y objeto determinados. Más o menos como una flota de taxis, furgonetas, o camiones, o …, autoconducidos y del que podrías disponer al momento, en función del requerimiento. http://one.elpais.com/ryan-chin-lider-del-mit-city-car-nos-muestra-como-mejorara-nuestra-vida-cuando-nuestro-coche-se-conduzca-solo/
Igualmente me sorprendió la noticia de un francés (manco) que estaba desarrollando un proyecto, para que cualquiera pudiera fabricarse una protesis biónica de un brazo, a bajo coste. Lo que me llevó a conocer una experiencia con años, los FAbLabs, sólo recogeré las consecuencias que se exponen en la Wiki sobre los mismos:
«Los laboratorios de fabricación digital abren el camino a la fabricación personal y a la individualización de la producción. Por lo tanto provocan una relocalización de la producción a escala media o individual. Desplazan asimismo el objeto de la transacción, ya que la escasez de capacidad a construir el objeto físico desaparece, hacia el diseño y/o los servicios añadidos. Los servicios anexos de tipo transporte, aduanas… pueden también verse afectados. Socialmente permite empoderar muy fácilmente las personas de manera a que se apropien técnicas de producción y puedan solucionar problemas reales de su vida cotidiana o sencillamente producir algo que no existe o que desean producir.» https://es.wikipedia.org/wiki/Fab_lab
También se estan desarrollando experiencias de Fablabs en coworking y … .
Sobre la democratización de la producción, distribución y consumo de las energías se ha hablado mucho. Como se comento en otra ocasión, no un rojeras sino un CEO norteamericano del 3D, aventuraba que esta tecnología contribuiría a democratizar la producción.
La cuestión es, la sociedad capitalista actual puede asumir el desarrollo de éstas tecnologías.
Como planteo desde hace tiempo, no sólo el concepto de propiedad, o mercantil se trastocan revolucionariamente, sino que, la propía dinámica, relaciones y modelos de producción, son reventados.
De este conflicto, que al menos tiene el alcance del cambio entre capitalismo y feudalismo, e incluso podría alcanzar el del paleolítico y neolítico, esta por decidir que saldrá.
Por qué las sociedades no son sólo capacidad y conocimiento, sino también relaciones sociales y poder instituido, lucha de clases enraizadas en sus formas o relaciones de producción.
A lo que asistimos hoy, con la Gran Crisis, es a la incapacidad sistémica provocado por su hipermadurez institucional, para asumir los cambios en las relaciones de producción y distribución, que suponen los nuevos sectores económicos alumbrados por la Ciencia y la Tecnologia.
Es la lucha entre el poder insitutuido de unas relaciones de producción y sociales caducas, desbordadas por su propio círculo vicioso, que impide el desarrollo de las fuerzas productivas, científicas y tecnológicas creadas.
Por ello se requiere el retroceso en conocimiento y educación, en lugar de avance, como vemos con la aplicación de la LOMCE en España, por ejemplo.
Un saludo.