Extracto del capítulo 1 («El fin de la historia, la ideología y las grandes preguntas») del libro La Tercera República
La cuestión ideológica
¿Podemos seguir pensando que se acabaron las ideologías? ¿es acaso cierto que sólo queda la resignación en el marco del sistema económico capitalista? ¿está en lo cierto Frederic Jameson (1934-) cuando asegura que «hoy es más fácil imaginar el final del mundo que imaginar el final del capitalismo»? ¿Queda espacio para la utopía, ese no-lugar en el horizonte que según Eduardo Galeano (1940-) nos sirve para caminar?
Parece complicado llegar a algún acuerdo sobre el que poder trabajar. Efectivamente, como decíamos, el dirigente político que llama a la revolución apoyándose en las ideas socialistas está probablemente entendiendo la ideología en su versión positiva, como un sistema de ideas que promociona y legitima intereses políticos tales como los de clase. Por el contrario, el tertuliano de televisión o el político centrista probablemente esté entendiendo la ideología en una versión negativa, como aquellas ideas y creencias que oscurecen la razón y nos impiden entender correctamente la realidad. Hay poco encaje entre ambas concepciones.
Algunos de los primeros autores en estudiar con profundidad el concepto y contenido de ideología fueron precisamente Karl Marx y Engels. Ambos escribieron La Ideología Alemana en 1845, una obra dedicada a la crítica de las ideas filosóficas dominantes en la izquierda alemana. Sin embargo, según el filósofo Terry Eagleton (1943-) en tal obra podemos encontrar hasta tres definiciones diferentes de ideología. Por si fuera poco, en la posterior y magnánima obra de El Capital Marx llegó a trabajar incluso con una nueva definición más. Además, valga decir, ni siquiera todas esas definiciones son compatibles entre sí.
Podríamos, en un ejercicio salomónico, intentar definir la ideología a partir de un enfoque neutral o meramente descriptivo. Así, diríamos que la ideología es el sistema de ideas y creencias que simbolizan las concepciones y experiencias de vida de los grupos sociales. Esta definición nos permitiría deducir que todos los seres humanos tenemos ideologías y que éstas simbolizan nuestra forma de vivir y de ver el mundo en el que nos inscribimos. Pero al hacerlo así, la ideología pierde todo su sentido conceptual al no poder ser utilizada para discriminar. ¿Es la pelea de dos niños que juegan a los cromos un evento ideológico? ¿está dicha pelea al mismo nivel que un conflicto político entre dos naciones? En fin, un lío. No obstante, cada una de las definiciones existentes procede de una tradición filosófica distinta y no ha lugar en este libro a profundizar en ellas[1]. Sin embargo, y en aras de continuar, en este libro nos quedaremos con esta última definición más amplia, sin ignorar sus limitaciones.
Ahora bien, si aceptamos que todos tenemos una ideología estamos diciendo que todos analizamos nuestra realidad a partir de las creencias de las que disponemos, que naturalmente tienen su origen en la sociedad, pero también que todos podemos imaginar futuros posibles a partir de esas mismas creencias. Es decir, disponemos de unas lentes con las que vemos la realidad material y la interpretamos, pero ello también nos permite imaginar nuevos modelos de sociedad y actuar en consecuencia. Así, esas creencias nos pueden empujar a querer transformar la sociedad, a mantenerla tal y como está o a retroceder a un estadio anterior, es decir, a ser progresistas, conservadores o reaccionarios. Precisamente cuando unas determinadas creencias nos empujan a tomar una acción política es el momento en el que es más fácil que todo el mundo las acepte como ideológicas, en cualquiera de sus acepciones.
Pero también parece evidente que hay distintos conjuntos de creencias que operan a la hora de analizar lo que vemos en el día a día. Si nos cruzamos por la calle con un indigente que pide dinero para poder alimentarse podremos observar distintas reacciones, todas las cuales dependen del sistema de creencias que tengamos. Aquellas personas con creencias liberales podrían interpretar que la situación del indigente es merecida, producto de su incapacidad para ganarse la vida por sí mismo. Aquellas personas con creencias cristianas podrían verse movidos por la caridad y aceptarían de buen grado dar unas monedas a fin de paliar su situación de urgencia. Otras personas con creencias socialistas podrían interpretar esa situación como el resultado lógico del desarrollo capitalista, donde el hambre sólo puede erradicarse con una transformación radical, revolucionaria, de la estructura económica y no con acciones de caridad individual. En definitiva, cada interpretación y acción política está condicionada por las creencias que tiene cada uno, es decir, por lo que hemos definido que es su ideología.
Esta definición de ideología que hemos aceptado es coincidente con la noción de concepción del mundo y que Manuel Sacristán (1925-1985) define como:
«una serie de principios que dan razón de la conducta de un sujeto, a veces sin que éste se los formule de un modo explícito. Ésta es una situación bastante frecuente: las simpatías y antipatías por ciertas ideas, hechos o personas, las reacciones rápidas, acríticas, a estímulos morales, el ver casi como hechos de la naturaleza particularidades de las relaciones entre hombres, en resolución, una buena parte de la consciencia de la vida cotidiana puede interpretarse en términos de principios o creencias muchas veces implícitas, «inconscientes» en el sujeto que obra o reacciona.» [2]
Y aquí hemos llegado al punto que queríamos destacar. Todas las personas tenemos una concepción del mundo, es decir, a lo largo de nuestro desarrollo vital todos hemos adquirido socialmente principios, valores y costumbres que nos permiten responder en el día a día. Somos capaces de valorar si nos parece bien o mal el esclavismo, el aborto, la pederastia o la especulación financiera de la misma forma que somos capaces de enfrentar determinados dilemas morales que nos afectan individualmente. Y de donde extraemos las herramientas con las que tomar esas decisiones es el repertorio de creencias que podemos convenir en llamar concepción del mundo.
La concepción del mundo es cambiante, y se modifica y rearticula en función de los elementos con los que nos enfrentamos en nuestra vida. Parece evidente que la concepción del mundo de un campesino medieval se modificaría poco a lo largo de su vida, mientras que ello sería bastante distinto para un emigrante del siglo XXI. Así, todos tendríamos una determinada ideología, entendida ahora como esa caja de herramientas que nos muestra cómo es el mundo en el que nos insertamos como seres humanos.
Pero vamos a hacer ahora un ejercicio mental. Si nos encontrásemos con un individuo que niega interesarse por la política, en cualquiera de sus acepciones, y que afirma que su único principio de actuación es el que dicta el sentido común, ¿cómo podríamos interpretar su pensamiento? Es decir, ¿en qué cree el que dice que no cree?
La ideología dominante
Antonio Gramsci (1891-1937) observó que el grupo social dominante en una sociedad no siempre se ve obligado a recurrir a la coerción, o a la violencia directa, para encontrar la lealtad de los dominados. En muchas ocasiones el grupo dominante consigue inocular sus propias creencias en el conjunto de la sociedad de tal forma que aquellas toman la forma de sentido común. Al naturalizarse de esta forma las creencias del grupo dominante, y en consecuencia al no ponerse en duda, éstas sirven de legitimación del poder establecido. El conformismo es, por definición, conservador. Pero a partir de ahora el conformismo es también la cristalización de la esclavitud ideológica de los subordinados para con las creencias de los grupos dominantes. Gramsci llamó hegemonía a esta capacidad de dominar política y culturalmente a otros grupos sociales. Este concepto será de extraordinaria utilidad para analizar no ya sólo las formas en las que un grupo consigue dominar «pacíficamente» al resto, sino también como reflexión en torno a cómo arrebatarle tal dominio.
En todo caso, lo que Gramsci venía a decir es que el sentido común no es otra cosa que la ideología de la clase dominante. Es decir, que no hay nada parecido a unas ideas neutrales o asépticas, libres de la contaminación ideológica. Lo que puede haber, en todo caso, es una masiva coherencia ideológica en una sociedad que lleva a los individuos a pensar que sus creencias son atemporales y universales, esto es, que son razonables porque todo el mundo las tiene. Así las cosas, Gramsci impugna la posibilidad de que haya gente que no crea en nada. Además, argumentando de esa forma Gramsci saca a todas esas personas del cómodo cajón de la neutralidad y los sitúa en el más problemático espacio del conflicto político. Si no hay espacio para la neutralidad… todos los seres humanos están tomando partido por algunas de las partes en el conflicto que es la política y la vida en sociedad. De ahí que Gramsci fuera especialmente beligerante con aquellas personas que se declaraban indiferentes ante la realidad política. El pensador italiano partió del reconocimiento de que «la indiferencia es el peso muerto de la historia» y aseguró, de forma tajante, que odiaba «a los que no toman partido» y «a los indiferentes»[3].
Esta visión de la ideología dominante, convertida en ideología hegemónica, es útil para entender cómo las creencias son funcionales al sistema político y económico. Son el ensamblaje perfecto para que los seres humanos acepten su papel en el sistema, para que no pongan en duda su situación concreta y para que se oscurezcan las posibilidades de cambio.
Por eso, aquellos que pretendemos disputar la hegemonía a la ideología dominante, la cual legitima el actual orden social, necesitamos encontrar las formas de tener éxito en nuestra empresa. Y hay que comenzar por no olvidar el papel cultural, educativo, pedagógico e ideológico de las transformaciones políticas. De hecho, Gramsci utilizó el ejemplo de la revolución soviética de 1917 para reflexionar sobre esto mismo. Vamos a verlo.
En octubre de 1917 Rusia era aún un país prácticamente feudal y con un débil desarrollo capitalista. Se trataba de «un país con una reducida renta por habitante y un bajo nivel de vida, debido al escaso índice de productividad del trabajo»[4], resultado de una industria «relativamente poco desarrollada» y de que «la inmensa mayoría de la población se dedicaba a trabajar la tierra, casi siempre en cultivos de muy bajo rendimiento, tanto por hombre como por unidad de trabajo»[5]. El resultado de todo ello era que «la posible tasa de desarrollo industrial era muy precaria»[6]. En esas circunstancias, y teniendo presente que según la teoría marxista del materialismo histórico el socialismo era la etapa siguiente del capitalismo y no del feudalismo, que era más bien lo que existía en Rusia, surgieron intensos debates entre quienes pretendían poner en marcha el socialismo en esas condiciones, los llamados populistas rusos, y quienes entendieron que primero era necesario industrializar el país, los llamados marxistas legales. Entre estos segundos se encontraba quien fuera posteriormente el más famoso líder revolucionario soviético, Vladimir Ilich Lenin (1870-1924).
Tras la revolución, y con los marxistas legales habiendo ganado aquel debate, los líderes comunistas compartieron la necesidad de industrializar el país como medio para poner en marcha el socialismo. Si el capitalismo había necesitado de la acumulación originaria, entendida como un inmenso proceso de acumulación de capital que diera inicio al capitalismo, y que según Marx desempeñaba «en economía política el mismo papel que desempeña en teología el pecado original»[7], el socialismo debía tener su propia acumulación originaria socialista. Y ese sería precisamente el papel de la industrialización, el de servir de palanca inicial de constitución de una sociedad comunista. No se trataba tampoco de algo fácil de decir en el marco de las ideas socialistas, pues la acumulación originaria capitalista se había caracterizado por el saqueo, la colonización, el fuego y la sangre. ¿Cuánto sacrificio y esfuerzo necesitaría tal proceso en el caso socialista? ¿sería compatible con el ideal que se defendía?
Además, en un país tan poco desarrollado y con las vías de financiación externa absolutamente cerradas, en tanto que los países capitalistas eran reacios a prestar dinero, el proceso soviético de industrialización se presentaba extraordinariamente difícil. La Nueva Política Económica impulsada por Lenin, que daba margen a la iniciativa privada y que fundamentalmente estaba diseñada para incentivar la pequeña y privada producción agraria, impidió una más eficiente producción a mayor escala pero por el contrario permitió garantizar el apoyo del campesinado. De esa forma, los reducidos excedentes agrarios eran prácticamente la única fuente para industrializar el país. Sin embargo, cada vez más el rasgo bélico imponía sus condiciones y obligaba a acelerar el proceso. Al final, en 1926 se aprobaron las políticas de industrialización rápida y forzada, con inicio en la colectivización total de la tierra, y la puesta en marcha de los Planes Quinquenales a partir de 1928 terminó de romper las alianzas con el campesinado. Eso sí, la industrialización fue extraordinariamente rápida, tanto que incluso permitió a la Unión Soviética enfrentar exitosamente a los nazis en el marco de la II Guerra Mundial, no sin un alto coste en vidas humanas. Y esto, para un país que dos decenios antes era prácticamente feudal, era impensable.
Sin embargo, ante este rápido proceso de industrialización y ante las opiniones favorables al mismo tanto del líder soviético Leon Trotski (1879-1940) como del propio Stalin, se revuelve Gramsci. El italiano observa el problema «desde el punto de vista mucho más complejo de la hegemonía, de la búsqueda no ya de mero consenso político sino de identificación de la sociedad con el proyecto industrializador que se pretende socialista, y de la creatividad social»[8]. Aquí no pretendemos entrar en quién podía o no tener razón, o qué alternativas existían, sino únicamente examinar el enfoque de Gramsci.
Lo que Gramsci sugiere es que puede existir una clase dominante que, sin embargo, carezca de hegemonía. Dice el italiano que en esos casos la hegemonía pertenecería a las antiguas clases dominantes, todo lo cual obstaculizaría un efectivo proceso de transformación. Dicho de otra forma, como los ciudadanos no han interiorizado las creencias que legitimen el nuevo sistema se producirá una disociación ideológica entre los intereses de los nuevos grupos dominantes y los intereses de los dominados, de tal forma que éstos no verían ya más como suyo el proceso transformador[9]. Eso es lo que Gramsci critica de la estrategia de la Unión Soviética. El éxito de la industrialización rápida se alcanzaría a costa de la hegemonía cultural, cuya consecución necesariamente requiere unas condiciones distintas a las que se dan bajo esa velocidad de industrialización. No obstante, no parece que a la luz de la historia de la Unión Soviética parezca ésta una tesis generalizable. De hecho, los soviéticos consiguieron altos niveles de adscripción ideológica por parte de los ciudadanos hasta el punto de que se dieron experiencias tales como el estajanovismo, debido al minero Aleksei Stajánov (1906-1977), que propugnaba el aumento de la productividad por la vía extensiva, esto es, trabajando muchas más horas a iniciativa de los propios trabajadores.
Para comprender mejor lo que sugiere Gramsci pueden servirnos dos distopías, utopías negativas o contra-utopías, que nos ha dado el mundo de la literatura. Con ellas podremos describir más acertadamente las diferencias entre un sistema político construido bajo un estatus de hegemonía cultural y otro que no.
En la novela 1984, de George Orwell (1903-1950), el Gran Hermano es el sistema totalitario que controla la vida social y privada de los ciudadanos. Este sistema basa su fuerza en la coerción y el miedo, lo que complementa con un uso inteligente y cínico del lenguaje y de la información. Aquel ciudadano que disiente, o que se sale de los estrechos márgenes ideológicos impuestos por el sistema, es vaporizado del mundo. Lo que mantiene a los súbditos obedientes no es otra cosa que el miedo a ser asesinados por los grupos dominantes. Ese hecho provoca que los dirigentes políticos del sistema sean capaces de doblepensar, esto es, de saber que la información que difunden es falsa pero a la vez aceptarla como verdadera. El ministerio que controla la información y la historia del país, Oceanía, se dedica continuamente a la producción de eslóganes políticos con los que adoctrinar a la población, así como a la reconstrucción de una nueva versión de la historia que legitime la política coyuntural del Gran Hermano. En esta novela tenemos claramente a un poder inmenso, casi omnipotente y omnipresente, que carece de hegemonía cultural. Los ciudadanos asumen la ideología dominante mayoritariamente por el miedo a no hacerlo. Orwell escribió la novela pensando en los sistemas políticos totalitarios del estalinismo, siendo él precisamente un reconocido militante comunista de tendencia trostkista que luchara en la Guerra Civil española en defensa de la II República y en las filas del Partido Obrero de Unificación Marxista (P.O.U.M.).
Por el contrario, en la novela Un mundo feliz, de Aldous Huxley (1894-1963), el sistema político parece a priori mucho más tolerante con los ciudadanos. Aparentemente éstos se comportan como quieren, si bien objetivamente no dejan de ser también súbditos del sistema, pero aceptan las creencias que el sistema impone. Así, los ciudadanos no se mantienen obedientes por medio de la coerción sino por medio del «condicionamiento» o adoctrinamiento social, es decir, de un complejo sistema por el cual a los ciudadanos se les inculca repetidamente una serie de ideas y creencias. Y ello se realiza tanto a través de su vida cotidiana como incluso durante el sueño. Haciéndose esto desde el primer día de nacimiento, los niños van interiorizando determinadas ideas que creerán realmente suyas, sin entenderlas como algo ajeno. La ayuda de sustancias químicas contribuirá, en este sistema, a mantener a los ciudadanos obedientes. Los disidentes en este elaborado sistema son tan pocos, y tan marginales, que se les permite marchar del sistema aunque sea bajo la forma del destierro. Aquí Huxley dibuja un sistema en el que fundamentalmente opera un cierto tipo de hegemonía cultural, ya que el resultado es que los ciudadanos asumen como propias las creencias del grupo dominante y aceptan como suyo el proyecto político en su conjunto. No lo ponen en cuestión.
Dicho todo esto, y saliendo del mundo de la literatura, ¿cuáles son los medios por los cuales los ciudadanos interiorizan las creencias de los grupos dominantes? ¿cómo pueden hacerse dominantes los sistemas de creencias emancipadores? es decir, ¿cómo alcanzar la hegemonía cultural necesaria para acompañar un proceso de transformación radical del sistema?
Los intelectuales y los think-tanks
La respuesta está en los intelectuales, o en cierta concepción de éstos. Y es que precisamente de la necesidad de ensamblar los intereses de los grupos dominantes con las creencias de los grupos dominados surge el papel de los intelectuales y de los llamados think-tanks, o institutos de creación de pensamiento.
Actualmente podríamos decir que la ideología dominante es sin lugar a dudas la que hemos convenido en llamar neoliberalismo. El neoliberalismo, como ideología, se basa en algunas ideas nucleares que exaltan la lógica del mercado y que critican la intervención pública en la economía. Pero esta ideología, naturalmente, no se ha convertido en dominante surgiendo de la nada. Aunque hoy tales ideas trasluzcan en los telediarios, universidades, series de televisión, películas y libros de toda naturaleza, no siempre fue una ideología dominante. Es más, uno de sus padres fundadores, de aquellos intelectuales que supieron compactar en un discurso coherente las ideas que sustentan tal ideología, Friedrich Hayek (1899-1992), definió en los años treinta del siglo XX al discurso económico del neoliberalismo como heterodoxia. Paradojas de la historia, no tardaría demasiados años en convertirse en su contracara, la ortodoxia.
Para empezar, el neoliberalismo es una versión moderna, muy adaptada y radicalizada, del liberalismo clásico de la filosofía política. Como tal, postula e impone una visión del mundo «basada en el individualismo, la mercantilización de la vida social, el predominio de la competencia en las relaciones sociales, la cultura de consumo, la exaltación del éxito como criterio de mérito y el desprecio o la irrelevancia de todo tipo de valores comunitarios»[10]. Como fuentes originales, además de los planteamientos del ya citado Hayek, cabe destacar las contribuciones del economista Milton Friedman (1912-2006). De hecho, la génesis del neoliberalismo puede encontrarse en un «un pequeño embrión que, a mitad del siglo XX, se forma en la Universidad de Chicago, con Hayek y sus discípulos como núcleo (Milton Friedman entre ellos), embrión del que progresivamente se deriva una enorme red internacional de fundaciones, institutos, centros de investigación, publicaciones, académicos, escritores y relaciones públicas»[11].
Eso es lo importante para nosotros, lo que pretendemos destacar. Aún en época de dominio de la práctica ideológica keynesiana, que propugnaba la intervención del Estado en la economía, los partidarios del neoliberalismo comenzaron a crear redes de creación de pensamiento. Sin duda muy bien financiadas por aquellos sujetos económicos, tales como grandes empresas y grandes fortunas, que se beneficiarían en la práctica de la puesta en marcha de las políticas basadas en el ideario neoliberal. En todo caso, estas redes sirvieron para elaborar, desarrollar y perfeccionar teorías y discursos tanto políticos como económicos que daban coherencia a la ideología neoliberal y que permitían su difusión internacional. Al final, y llegada la crisis del keynesianismo en los años setenta del siglo XX, el neoliberalismo estaba perfectamente posicionado para dar el salto y alcanzar la hegemonía.
La ideología, convertida en un discurso, penetraba de esa forma en todos los ámbitos de la vida cotidiana –y también de las tradiciones políticas opuestas- de las personas hasta alcanzar la hegemonía. Así fue como el discurso neoliberal se difundió y se convirtió en el nuevo sentido común del que hablaba Gramsci. De hecho, hoy criticar el libre mercado y la competencia como mejor mecanismo de asignación de recursos es visto como de «locos». Incluso un líder teóricamente socialdemócrata, como Alfredo Pérez Rubalcaba (1951-), número uno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), aseguró recientemente en un debate televisado con el politólogo Pablo Iglesias Turrión (1978-) que la nacionalización de un sector energético «son soluciones de otros países, de otros modelos, (…) por ejemplo la Unión Soviética»[12] y que él creía «firmemente en que tiene que haber competencia»[13] porque pensaba «que es mejor que haya un sector eléctrico privado, que haya reglas que garanticen la competencia y que por lo tanto beneficien a los ciudadanos»[14].
No obstante, las redes que conformaban universidades, medios de comunicación, fundaciones y otros tipos de instituciones no son sino meros medios de difusión de las ideas. La clave última reside en los intelectuales, esto es, en las personas capaces de dar coherencia a la ideología y convertirla en completos programas políticos. Crear ideología para dar consistencia a un determinado sistema político.
Sin embargo, no siempre se ha concebido a los intelectuales de esta forma. Autores como Brenda creían que los intelectuales que «contribuían a intensificar la lucha por los ideales de grupo o partidistas en detrimento de la defensa de los intereses generales y la búsqueda de la justicia imparcial»[15] estaban traicionando su misión universal. Ésta habría de ser aquella que «defendiese la razón contra la pasión, el interés general frente al interés nacional o de clase»[16]. Para Brenda, en definitiva, los intelectuales de verdad, los que hacían honor a esta categoría, eran los que no se comprometían social o moralmente.
Cualquiera puede comprobar aquí que la descripción que hace Brenda de los intelectuales es la de unos seres atemporales, amorales y que se sitúan románticamente por encima de la vida mundana. No se comprometen cuando ven los problemas de sus conciudadanos sino que permanecen al margen. Detrás de esta idea defendida por Brenda estaría la supuesta neutralidad ideológica, que junto con Gramsci hemos impugnado anteriormente. No existe la gente que no cree en nada, no existe la gente neutral y por supuesto tampoco existen los intelectuales neutrales.
Y precisamente volvemos con Gramsci para tratar el papel del intelectual. Si ciertamente el origen de la palabra ideología tuvo lugar durante la Revolución Francesa[17], para Gramsci el intelectual es parte esencial de la actividad revolucionaria. El intelectual es el elemento clave que romperá la hegemonía del grupo dominante bajo el capitalismo y que permitirá construir otra nueva para servir al socialismo. El papel del intelectual es el de ensamblar las ideas de un determinado grupo social subalterno o dominado, a fin de alcanzar suficiente consenso social como para construir una sociedad alternativa.
Claro que, observa de nuevo Gramsci, el grupo dominante también tiene a sus propios intelectuales. Él los llama intelectuales tradicionales, y en nuestra época podríamos sin duda incluir en este grupo tanto a Friedman como a Hayek, por poner dos ejemplos evidentes. Frente a ellos, la tarea de los intelectuales no-tradicionales será la de desvelar y criticar el ya citado sentido común, a fin de romper las creencias dominantes que ensamblan y legitiman el orden social injusto que mantiene las relaciones de dominación entre los grupos. Paralelamente, esas creencias han de ser sustituidas por otras alternativas, lo que significa que el intelectual ha de contribuir a formar una nueva concepción del mundo. Es decir, el intelectual no-tradicional tiene la misión de proporcionar las herramientas para mostrar que otro mundo es posible en las mentes de los grupos sociales dominados.
Y es aquí donde entra, para Gramsci, el partido político. Porque para el italiano, que fue fundador del ya extinto Partido Comunista Italiano (PCI), el partido es el intelectual colectivo que permite tejer alianzas entre el partido y los grupos dominados. Más adelante tendremos oportunidad de analizar con detalle lo que para Gramsci significaba un partido político, concepción la suya que distaba por mucho de lo que hoy entendemos coloquialmente y a la que desgraciadamente nos hemos acostumbrado incluso entre la izquierda alternativa. De momento nos quedamos en el papel ideológico que cumple el partido, a juicio del pensador italiano.
Para Gramsci todas las personas pertenecientes a un partido deben convertirse en intelectuales, de modo que esta categoría no queda reservada a una pequeña élite pensante sino que debe asociarse a todos los militantes. Todos ellos conforman el intelectual orgánico que debe crear una voluntad colectiva y dar homogeneidad y conciencia a los grupos dominados. Gramsci pensaba que creada esa voluntad colectiva, la clase trabajadora estaría en condiciones de crear un bloque social histórico junto con otros grupos dominados y donde la propia clase trabajadora fuese la directora del proceso.
Lo que Gramsci quiere expresar es que «esta lucha es un aspecto crucial de la estrategias revolucionarias en todas las circunstancias» [18] y que «la disputa de la hegemonía, en la medida que era posible, antes de la transición al poder, es particularmente importante en países donde el núcleo de clase dominante en el poder enlaza con las masas subalternas más que en la coerción»[19].
Por todas estas razones le damos tanta importancia a la batalla de las ideas, o batalla de las ideologías, que como ya vimos Fukuyama quiso desterrar. Pero gracias a este desarrollo también hemos logrado desembarazarnos de una interpretación determinista de la teoría marxista según la cual los cambios en la sociedad serán producidos exclusivamente a través de los cambios en la realidad material. Es decir, la idea según la cual el hombre nuevo de la sociedad ideal nacerá y se extenderá automáticamente una vez se haya logrado cambiar la sociedad misma. Así, para el pensamiento marxista más ortodoxo sólo el cambio en las relaciones de producción, en la base material de la sociedad, es suficiente para alcanzar una nueva sociedad y un hombre nuevo. De esa forma quedan en un plano secundario los elementos ideológicos, entendidos aquí como una simple superestructura que cambiaría prácticamente de forma automática con el cambio en la base material. Dicho de otra forma, la batalla de las ideas pasaba a un segundo plano.
Como el filósofo Norberto Bobbio (1909-2004) explica, «la diferencia fundamental entre el religioso y el revolucionario consiste en que el primero pretende la renovación de la sociedad mediante la renovación del hombre, mientras que el segundo pretende la renovación del hombre mediante la renovación de la sociedad»[20]. La idea es interesante, porque a lo que Bobbio se refiere aquí como revolucionario es a la caricatura del marxismo determinista, según el cual la constitución de una sociedad socialista resolverá todos los males del hombre (y de la mujer). Así, no sólo el egoísmo sino también el desprecio al débil, el racismo o el machismo serán derrotados y desaparecidos del alma humana inmediatamente tras el advenimiento del socialismo. Esta idea, que domina toda una interpretación del marxismo que todo lo reduce al enfrentamiento entre clases sociales en el ámbito productivo, es la que estamos impugnando aquí junto con Gramsci. No cabe duda de que si no hay victorias ideológicas, el socialismo productivo perfectamente podría ser egoísta, machista, homófobo y racista.
En definitiva, si un proyecto ideológico de izquierdas no alcanza la hegemonía cultural, esto es, si no es interiorizado y asumido como propio por la base social y la mayoría de los grupos dominados, entonces cualquier revolución en el mundo material puede fácilmente acabar derrotada tarde o temprano en la arena. Y esa batalla ideológica tiene que ser librada antes de la transición al poder, pero también durante y después de la misma.
El cambio ideológico a través de la acción
Llegados a este punto sabemos que los intelectuales juegan un papel fundamental en la construcción de una ideología alternativa que pueda disputar la hegemonía a la ideología dominante. Sin embargo, surge una pregunta al respecto: ¿los modelos teóricos tienen que impulsarse desde instancias superiores –por ejemplo, los intelectuales- una vez estén construidos o por el contrario aquellos se van construyendo en la práctica cotidiana? Puede parecer una pregunta inocente, pero en absoluto es así.
Podríamos valorar una primera respuesta. Por ejemplo, determinadas tradiciones políticas consideran que la tarea de los intelectuales es enseñar la verdad a los que no la conocen, que son habitualmente los más desfavorecidos de la sociedad. Así, una élite de intelectuales jugaría un papel de vanguardia que, dotada con una ideología, enseñaría a los subalternos cómo rebelarse ante los opresores. Esta relación de alumno/profesor está verdaderamente viciada y es ciertamente peligrosa. Y es que esta idea puede servir para justificar que un partido, actuando como intelectual colectivo o simplemente como aparato burocrático, anuncie desde un púlpito alejado de todo contacto con la realidad qué es lo necesario para todos y qué no lo es. Al final, si el partido en cuestión está en el poder político puede constituirse como guía errónea y autoritaria, pero si el partido está en la oposición sencillamente cae en el olvido al ser incapaz de conectar con lo que la gente siente cotidianamente.
Más apropiada parece una segunda posible respuesta. Sería en estos sentimientos, en las experiencias cotidianas de la gente, donde se encuentra el germen de toda construcción alternativa. Es decir, es en la vida material donde podemos encontrar los elementos que han de permitir construir un discurso ideológico coherente. Al vecino de un barrio deprimido probablemente no le interesan los grandes discursos políticos, pero sí las explicaciones y las esperanzas que conectan con sus sensaciones e impulsos y que, naturalmente, nacen en su vida en el barrio deprimido. Así, lo que importa es saber qué siente él de la propiedad privada cuando a sus vecinos, o a él mismo, los desahucian de sus casas para que el banco siga acumulando beneficios en su cuenta de resultados. Esa probable frustración ante un hecho que puede estudiarse –la acumulación incesante de beneficios del capital por encima de cualquier derecho humano- es la que permite conectar al pueblo con los discursos ideológicos. Esa y no otra es la tarea de un intelectual: conectar los impulsos, sentimientos y pensamientos superficiales del pueblo con los análisis científicos de la realidad social, articulando de esa forma un discurso ideológico emancipatorio.
Mientras en la primera posibilidad el intelectual era una persona comprometida pero que enseñaba la verdad desde su aventajada y alejada posición social, en la segunda posibilidad el intelectual emerge desde el mismo corazón del conflicto político en una relación dialéctica.
Así pues, lo que estamos diciendo es que la subjetividad se crea fundamentalmente en la práctica cotidiana. Todos tenemos ideas que surgen de la experiencia vital, pero que no están aún conectadas coherentemente ni forman una ideología compacta. A este respecto el lingüista y filósofo Valentin Voloshikov (1895-1936) diferenció entre una ideología comportamental y un sistema de ideas establecido, para dejar constancia de que los comportamientos que nacen impulsivamente muestran también rasgos ideológicos. La ideología comportamental sería la suma de las experiencias vitales y las expresiones externas directamente conectadas. De forma parecida lo analiza el filósofo Raymond Williams (1921-1988), al definir como estructura de sentimiento a «aquellas formas elusivas y no palpables de conciencia social que son a la vez tan evanescentes como sugiere el ‘sentimiento’»[21]. Esa noción de Williams pretende definir las formas de conciencia que luchan por abrirse paso y por convertirse en sistemas de ideas más compactos.
Al fin y al cabo, el propio Gramsci decía esto mismo cuando advirtió que el partido no podía hacer despertar la voluntad popular por medio de actos arbitrarios sino que debía considerar los sentimientos espontáneos de las masas, los cuales deben ser «educados, dirigidos, purificados, pero nunca ignorados»[22]. Es decir, a juicio de Gramsci el intelectual debe estar en el conflicto político escuchando y palpando el sentir popular, y sabiendo distinguir entre aquellas ideas que reflejan la ideología dominante y aquellas otras que reflejan el germen emancipatorio. Esta idea podemos adaptarla a todos los fenómenos concretos de la realidad.
Imaginemos que tenemos un conflicto político en la realidad material. Un desahucio que ejecuta un banco sobre una vivienda de un barrio deprimido en la que vive una familia sin recursos. El nivel de frustración en todo el vecindario es inmenso, y son centenares los vecinos que salen solidariamente a defender a la familia. El comportamiento de los vecinos es puramente reactivo ante lo que consideran una injusticia, pero no alcanza un grado ideológico completo al no inscribir ese hecho concreto, el desahucio, con un proyecto más amplio de transformación social. Es decir, no se visualiza como parte de un conflicto político sino como un fenómeno aislado. Sin embargo, a parar el desahucio también han acudido activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), quienes además de asesorar jurídicamente a la familia afectada se han detenido a explicar a todo el vecindario cuál es la cadena causal que conecta el hecho concreto con el proceso global. Son ellos quienes, con una adecuada estrategia comunicativa, consiguen elevar los sentimientos y la frustración primaria de la ciudadanía a un nivel puramente ideológico. Se despierta, de ese modo, cierta voluntad colectiva. La PAH opera como intelectual colectivo en el sentido gramsciano.
No están solos. Reporteros de diversos canales de comunicación están retransmitiendo el desahucio en directo y en los platós de televisión un puñado de tertulianos valoran la situación desde un enfoque político. Buscan causas políticas y responsables a los que culpar, es decir, buscan dar coherencia ideológica al hecho concreto. Buscan construir un discurso ideológico a partir de los hechos retransmitidos. Y ahí están en disputa pública diferentes sistemas ideológicos. No hace falta añadir que también los espectadores pueden sentirse identificados con las víctimas del desahucio y analizar políticamente el fenómeno a través de las lentes ideológicas que les proporcionan los tertulianos. Así las cosas, la batalla de las ideas se produce en muy distintos niveles. Pero todos comienzan en la base material, en las experiencias vitales del pueblo.
[1] Para quienes estén interesados en el tema, es recomendable comenzar por el denso y completo trabajo de Eagleton, T. (2005): La ideología. Paidós, Madrid.
[2] Sacristán, M. (1964): Prólogo a la edición en castellano de Engels, F. (1964): Anti-Dühring. Grijalbo, México D.F.
[3] Gramsci, A. (2011): Odio a los indiferentes. Ariel, Madrid.
[4] Dobb, M. (1972): El desarrollo de la economía soviética desde 1917. Tecnos, Madrid.
[5] Dobb, M. (1972): El desarrollo de la economía soviética desde 1917. Tecnos, Madrid.
[6] Dobb, M. (1972): El desarrollo de la economía soviética desde 1917. Tecnos, Madrid.
[7] Marx, C. (2008): El Capital. Volumen I. Fondo de Cultura Económica, México D.F.
[8] Capella, J.R. (2007): Entrada en la barbarie. Trotta, Madrid.
[9] Coutinho, C. N. (2012): Gramsci’s political thought. Haymarket Books, Chicago.
[10] González-Tablas, A. M. (2007): Economía política mundial. II. Pugna e incertidumbre en la economía mundial. Ariel, Madrid.
[11] González-Tablas, A. M. (2007): Economía política mundial. II. Pugna e incertidumbre en la economía mundial. Ariel, Madrid.
[12] http://www.cuatro.com/las-mananas-de-cuatro/2013/diciembre/Rubalcaba-Pablo-Iglesias-Nacionalizar-electricas_2_1719405069.html
[13] http://www.cuatro.com/las-mananas-de-cuatro/2013/diciembre/Rubalcaba-Pablo-Iglesias-Nacionalizar-electricas_2_1719405069.html
[14] http://www.cuatro.com/las-mananas-de-cuatro/2013/diciembre/Rubalcaba-Pablo-Iglesias-Nacionalizar-electricas_2_1719405069.html
[15] Intelectuales nunca mueren
[16] Intelectuales nunca mueren
[17] Tracy y Eagleton
[18] Hobsbawn, E. ()
[19] Hobsbawn, E. ()
[20] Bobbio, N. (2009): Teoría general de la política. Trotta, Madrid.
[21] Eagleton, T. (2005): La ideología. Paidós, Madrid.
[22] Coutinho, C. N. (2012): Gramsci’s political thought. Haymarket Books, Chicago.
Ya veréis como en España «El Preparao», se va a pasar todo el día hablando de cambios cosméticos en la monarquía, que si la democracia por aquí, que si la democracia por allá, que si discursito de Navidad, que si patatín que si patatán, pero la prueba del algodón democrática de convocar un referendum sobre república o monarquía, esa no la va a pasar, por que no la va a hacer y de las cuentas en Suiza (la otra prueba del algodón que realmente cuenta), pues tampoco sabremos nunca nada y esas son las dos únicas importantes el resto es solo propaganda.
Julio Anguita hospitalizado por un tema de corazón.
No deja de ser curioso que tras todas las críticas a Gibraltar como «paraíso fiscal», nadie dice nunca nada «ni mu» respecto a Andorra en esta cuestión, lo cual huele muy pero que muy muy mal, no se puede hablar nunca de Gibraltar al respecto sin citar a Andorra y nunca se hace…
Y yo le recomiendo «Sociología e ideología» de Michel Dion, solo para empezar a modo de manual.
El contenido del artículo me parece correcto, excepto en una cuestión clave. Si estamos tratando de construir, en términos gramscianos, una nueva hegemonía… ¿no deberíamos buscar una nueva etiqueta política que no parta a la sociedad en dos mitades simétricas?. ¿Es la etiqueta política «laizquierda» la herramienta psicolingüística más apropiada para construir esa nueva hegemonía o sería preferible otra etiqueta que no divida al espectro político en dos lados geométricos?.
http://alterglobalizacion.wordpress.com/2013/06/18/la-insuficiencia-de-laizquierda-como-ariete-contra-el-poder/
Habría que hablar de conciencia, experiencias y conocimientos para que la persona que sigue una ideología lo haga con fundamentos. Y eso no ocurre cuando los ideológicos son discriminados por otros grupos dando lugar a guerras, normalmente provocadas por los poderosos que se aprovechan de la máxima «divide y vencerás».
Para cuando una ideología, y hablo para cualquier diputado, que ataque a los verdaderos poderosos, los que idean las crisis, las guerras, permiten a los negros morir en África, etc. CFR, Comisión Trilatera, Club de Roma, Bilderberg. ¿Discutimos de ideologías o nos ponemos a trabajar para ayudar al mundo?
BEATRÍZ TALEGÓN PARA NADA ES «SANTO DE MI ADORACIÓN» Y ALUCINO CON QUE AHORA «SE DESPIERTE» Y SE ENTERE DONDE ESTÁ , NO OBSTANTE CREO QUE HA EXPRESADO BASTANTE BIEN LO QUE LE ESTÁ OCURRIENDO AL PSOE EN GENERAL Y CON SU «REGENERACIÓN TRAMPA» EN PARTICULAR .
http://www.elplural.com/2014/06/04/no-pasa-un-dia-ultimamente-en-que-no-me-sienta-traicionada/
No pasa un día últimamente en que no me sienta traicionada
Como socialista, como europea, como demócrata, como ciudadana
ANÁLISIS DE BEATRIZ TALEGÓN | 04/06/2014
Opinion Beatriz Talegón
Traidor el que me promete que cada militante tendrá un voto pero luego se guarda en la manga una estrategia para que en realidad mi participación se limite a votar en una consulta no vinculante, a aquéllos que hayan superado los obstáculos de los avales. Y posteriormente, además, tengo que pasar de nuevo por la criba de los delegados, que moverán mi voto como si fuera un guisante debajo de un cubilete de trilero.
Traidor el que sabe del proceso y se llena la boca alegrándose de que, por fin, los militantes lo hemos conseguido. Quien anuncia a bombo y platillo que, gracias al clamor de la militancia socialista, hemos conseguido que por primera vez en un Congreso decidan los militantes directamente. ¿No os da vergüenza? En serio ¿os creéis lo que decís (si es así, deberíais leer más despacio las normas), o sois conscientes del engaño, y pensáis que los tontos somos los demás?
Traidores algunos medios de comunicación que han destapado sin lugar a dudas su apoyo a determinados poderes fácticos, al aparato de un partido que está dando sus últimos coletazos. Ha sido evidente cómo han tratado de dar cobertura a una información sesgada y con un interés evidente: que la militancia se diera por escuchada, por satisfecha, cuando en realidad todas las trampas están previstas para que el Partido Socialista Obrero Español siga funcionando como hasta ahora, a pesar de esforzarse por aparentar un cambio y modernizarse (por aparentarlo, vaya). Pero si en algo voy a darle la razón al Secretario General es que, tal y como dijo en la Conferencia Política, “han vuelto”. Y efectivamente, aquí los tenemos, los especialistas en hacer y en deshacer y demostrar que están por encima del bien y del mal.
Somos los que decimos las cosas claras los que rompemos el partido, según ellos y quienes les aplauden. Será que ellos lo están haciendo de maravilla, y no sabemos interpretar correctamente la pérdida a raudales de militantes y de votos.
Y por mucho que traten de limpiar la cara con algún que otro rostro joven, es evidente que las opciones que nos plantean son de un color gris bastante deprimente. Sin frescura, sin valentía, sin alegría ni la bravura que hace falta en los tiempos que corren. Así no se cambia nada, que es lo que queremos muchos militantes y es lo que exige la ciudadanía.
Cambiar una estructura no es cambiar la cara visible y tratar de esconder los cables de la marioneta. Regenerar no es bajar la media de edad, sino analizar seriamente hacia dónde se ha llevado una organización que, prácticamente está a punto de morir. Reanimar al partido a base de ideales, de personas con firmes convicciones y con coherencia y valentía para defenderlas. Ya no sirven los complacientes, los tibios y los grises. Por muy jóvenes que sean. Es tiempo de afrontar con responsabilidad la tarea de limpiar todo lo que se ha acumulado durante demasiado tiempo. Traición a la democracia interna, a la verdadera regeneración, a la ética, al respeto a los compañeros y compañeras.
Traidores todos los que os estáis riendo en nuestra cara al haber urdido un plan durante mucho tiempo. Un teatro que termina con un gol por la escuadra. Esta función donde “érase una vez un rey, y otra, y otra….”. Un cuento de miedo donde tus cartas están marcadas y alguien tira los dados por ti continuamente. Traición a todo lo que nos habéis contado: nacimos en una aparente democracia y no contáis con nosotros para hacerla efectiva. Pero esperáis que aguantemos en las listas del paro, encerrados en casa de nuestros padres, con los sueños pisoteados mientras escuchamos vuestras carcajadas, ya insultantes.
Traidores los que nos han hecho asumir que somos todos iguales ante la ley, que todos debemos tener las mismas oportunidades, y que la justicia ha de ser la misma. Mantener una institución antidemocrática, que se perpetúa de manera hereditaria -y ninguneando a las mujeres- no es más que un insulto a la ciudadanía. Si este príncipe quería ser rey debería haber sido, entre otras cosas, más consecuente: “Felipe, a las duras y a las maduras. O sea, que si quieres ser un ciudadano normal para casarte con la “plebeya” de la tele, renuncias a tu trono y como todo hijo de vecino, te pones a trabajar y te casas enamorado y tienes hijos y comes perdices. Pero te las pagas tú. Si lo que quieres es llegar al trono, asume que te debes a tu sangre azul, por muy triste que te parezca.”
Traición es no consultar a la ciudadanía que en definitiva es soberana y está capacitada para elegir a sus representantes. Y el rey, de momento, lo es. ¿Cómo es posible que sea tan sencillo cambiar la Constitución a la sombra del articulo 135 y ahora plantear una consulta popular sea prácticamente imposible?
Traición es pertenecer a un partido político republicano, que fue defendido con la vida de tantos compañeros y compañeras (yo sí los puedo llamar así), que hoy llorarían al escuchar las cosas que han dicho algunos dirigentes que se denominan “socialistas”. No tendría yo la sangre fría para hablar mirando a los ojos de aquéllos que se echaron al monte y acabaron enterrados en cunetas por defender la libertad, la solidaridad, el socialismo y la república. No me creo que queráis preservar la estabilidad del Estado respetando la Constitución; más bien me huele a intereses creados y mantenidos durante mucho tiempo. Y me huele a miedo y a fines que también suenan a traición de valores y principios que sé que no compartimos.
Traición la de Europa ahora que resulta que después de habernos contado que íbamos a elegir por primera vez a nuestro presidente en la Comisión Europea, resulta que el Consejo está tratando de imponerse. Traición que los grupos de izquierdas tales como PODEMOS, IU, o el propio PSOE están planteando su apoyo a Juncker, sí, ése a quien atacaron toda la campaña por ser uno de los de la troika y de derechas. Traición por los unos y por los otros. Traición por los de más allá.
No tengo imaginación para tratar de adivinar la sorpresa que me espera mañana. Pero sin lugar a dudas habéis conseguido que espere cualquier cosa de vosotros. No confío en vosotros; y por eso decido pelear y gritar bien alto. Para que se me oiga. Y trabajar duro, para cargar mis palabras de razones. Y tengo tiempo para ver todas las veletas girar; para ver cambiar las chaquetas, para observar cómo desfilan los traidores.
Los de la falsa democracia, la falsa estabilidad, la falsa europa, la falsa militancia, la falsa participación, la falsa transparencia, el falso socialismo, la falsa verdad y la falsa transición.
Entre tanta falsedad parece imposible encontrar algo de autenticidad, y sin lugar a dudas, el proyecto que emprendemos desde Izquierda Socialista de momento es lo único que me lo parece y por eso, apuesto por ello con toda la exigencia y dispuesta a no aguantar traiciones.
@Cayetano,
Lo que tenía que pasar ha pasado….
http://m.publico.es/537059
El troll, al que había de banear, el intruso, el neo-liberal,….FÍJATE; al final sus postulados no eran tan erróneos.
Sólo Dios y el tiempo ponen a cada uno en su sitio,
@Jesús, te ha faltado el Santiago y cierra, España. Del artículo lo único que infiero de Cayo es precipatición al marcar distancias. Respecto a PODEMOS lo correcto es saludarla como oportunidad y no competidor. No entrar a valorar PODEMOS en clave de competidor, y respecto a IU no definirla en referencia a PODEMOS, como tampoco del PSOE.
Cayo tiene tablas suficientes para no caer en contestaciones del tenor de las oidas (leidas), y debe saber que construir mayoría social y política no es dar el carnet de IU a dicha mayoría. Cualquier formación política debe tener voluntad hegemónica en el sentido Gramsciano, pero la realización de dicha voluntad se fundamenta en el acompasamiento entre colectivo orgánico (Partido, formación, coalición, movimiento) y la mayoría social. Lenín vendría a expresarlo en otros términos respecto al partido como vanguardía, situándolo al frente, la cabeza de las masas(no por delante y separado de éstas)en lo que dieron en llamar la teoría de línea de masas.
Pero volviendo al tema, PODEMOS debe ser parte de la confluencia socio-política para frenar la Involución. Distanciarse implica necesidad, y es lo preocupante de la actitud de Cayo, la manifestación de dicha voluntad.
De las motivaciones de Cayo marcando distancias respecto de PODEMOS, no podemos responder. Pero sí debemos manifestar que estas críticas podrían interpretarse como distanciamiento del proceso de confluencia general respecto de PODEMOS, o como condicionantes al mismo.
Cayo se equivocó al apostar por un proceso determinado en las Europeas, y ahora el momento no es de divergencia sino de convergencia, no es de diferencia sino de puntos comunes, no es de distancia sino encuentros, es de hegemonía en sentido Gramsciano.
Cayo ha tenido una desafortunada entrevista, quizás haya podido más la autoafirmación que la convergencia, no sólo pero también con PODEMOS.
Saludos Cordiales
Democracia o Barbarie.
La ideología del sentido común como elemento Revolucionario.
@Garzón.
La conceptualización del momento que atravesamos como integral Involución del conjunto de la vida en Sociedad, es la base que debe servirnos como guía al sentido común como elemento Revolucionario.
Releyendo detenidamente todos los párrafos en que A.Garzón caracteriza al sentido común, puedo compartir todo lo dicho anteriormente por él. Al tiempo que seguir
defendiendo la capacidad revolucionaria- hoy- del sentido común,. ¿Cómo es posible?
Las respuestas políticas e incluso ideológicas, son temporales e históricas. Lo que en principio es válido para una secuencia histórica, deja de serlo en la siguiente.
Lo que no se alcanza a dilucidar en el discurso sobre ideología, es precisamente la caracterización del momento histórico como de cambio de secuencia, de Involución en todos sus términos.
Nos encontramos en una situación de Involución general en el mundo. Caracterizada por la obstaculización y destrucción de fuerzas productivas del capitalismo, que tan sólo puede sortearse vía democratización económica, política… .
Esa Involución del Capitalismo en Europa, y especialmente en su Arco Mediterráneo, toma tintes dramáticos que cambian conceptos, referencias imaginarias. Pues todos defendemos que vamos más allá del desmontaje del Estado del Bien estar, caminamos hacia la fracturación del modelo social en ciudadan@s y excluidos, cuasi al 50%.
Lo qué el sentido común entendía como empleo, derecho a la salud o la educación, seguridad y tranquilidad en la vida, papel del Estado en la Justicia, etc, etc, etc, está cambiando vertiginosamente.
Tan vertiginosamente que el imaginario del sentido común (establecido por las clases dominantes), no ha podido ser sustituido al ritmo vertiginoso de la Involución liderada por las oligarquías.
De suerte que es precisamente esta falla entre hegemonía cultural del Estado del Bien estar y el modelo de Involución (todavía no normalizado o naturalizado), lo que cuartea el Régimen Político español.
De suerte que la centralidad del sentido común en múltiples referencias para la ciudadanía, si antes era conformismo ahora es rebelión.
Saludos Cordiales
Democracia o Barbarie
EL CIS Y LA CONFLUENCIA
La oportunidad del momento que se alejará y terminará pasando, dicha por PODEMOS en su borrador político. No responde al crecimiento económico y su rentabilidad al PP, ni al maquillaje rejugenerador del PSOE, tal y como desde PODEMOS caracterizan, sino de la normalización o naturalización de esa brecha en el sentido común provocada por la Involución.
Cuando la indignación por impotencia, miedo, desesperanza pasa a ser conformismo, abona el terreno a la naturalización y normalización. Desapareciendo la indignación y conformándose un nuevo sentido común, o hegemonía en sentido Gramsciano.
Si nos centramos en la valoración de siglas, mochilas, en lugar de comprender la importancia de la confluencia como única oportunidad ante la INVOLUCIÓN. Es que seguimos operando con paradigmas, que responden a una realidad pasada, que ya no es operativa.
No podemos permitir preguntas al espejo de quién es más guapo, ni enzarzarnos en debates esteriles, sino remangarnos y fajarnos para hacer confluencia social y política, que movilice social y electoralmente a la mayoría social por objetivos comunes.
En el comentario de A.Garzón se destaca la construcción de la alternativa como proceso, participado por todos sus integrantes, intelectuales o no.
Es en el marco de la diversidad confluyente donde debe encontrar los elementos comunes, no ex-ante sino durante para mantenerlos después. Aunque indiscutiblemente no se trata de abandonar o traicionar nuestras identidades, bagajes o mochilas, sino de atemporar el conjunto diverso en el común denominador que nos distancia del interés oligárquico y su Régimen Político.
Ni desde PODEMOS con su 15%, ni desde IU con su 8%, ni con la suma de ambos pararíamos a la INVOLUCIÓN(http://datos.cis.es/pdf/Es3033mar_A.pdf). Requerimos desbordar la suma de ambas realidades, desde una nueva, la mayoría del 90%. Pues hoy día la contradicción principal, o central del sistema se dá entre la oligarquía y su cohorte y el conjunto del pueblo.
Enlazo el artículo de Gerardo Tecé en la Marea, que comparto al 100%, http://www.lamarea.com/2014/07/31/ganemos-el-tablero/
Saludos Cordiales
Democracia o Barbarie.
¿Qué se sabe de los bienes y cuentas de la familia Franco?.
@Javier Arias, Desorientación y desencuentro por confundir planos distintos: ideología y política.
La sustitución de un marco referencial por otro, ideológica o políticamente se realiza en función de la operatividad del mismo. Pero plano ideológico y político estando estrechamente relacionados, no son lo mismo.
Ser de izquierdas, no impide construir un bloque que se identifique más allá de la izquierda, que tenga como mínimo común múltiplo socio-político o máximo divisor, por ejp aplicar la Declaración Universal de Derechos Humanos, o la dignidad, libertad, fraternidad e igualdad efectivas, como principios orientadores de la acción política ( desde la profundización de la democracia en sentido radical).
Ser de izquierdas o derechas hace referencia al reconocimiento de una realidad, las clases sociales como eje central del diseño de Sociedad, en función del papel desempeñado en las relaciones de producción.
La centralidad de las contradicciones o antagonismo económicos entre clases, es el sustrato de marcos o referencias (la relación entre estructuras y superestructuras).
No es única la contradicción económica y en ocasiones pierde la centralidad, como bien plantea A.Garzón en su exposición sobre la ideología, pero sí es teórica y habitualmente central.
Por ello la etiqueta izquierda-derecha sigue siendo operativa ideológicamente, aunque políticamente se muestre insuficiente hoy día para frenar y reunir toda la contestación a la Involución.
Por ello sin renunciar a la izquierda, es posible la participación en la construcción de un bloque social y de progreso ante la Involución, teniendo común denominador en la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Dignidad…
Cosa distinta es que la izquierda renuncie al mantenimiento de sus propias organizaciones e identidades ideológicas, que a la postre son la vida de las ideas (“las ideas no viven sin organización”, K. Marx).
El artículo que enlazas respira confusión y desorientación, criticando los marcos referenciales de izquierda y derecha por indefinidos, pero proponiendo en sustitución una multiplicidad de marcos aún más indefinidos y variados, que no tienen consistencia ideológica.
Lo que se entrelee es solapación de planos, es necesidad de abarcar ideológicamente a un conjunto que ontológicamente es diverso. Diversidad no sólo subjetiva sino también objetiva-por el papel en las relaciones de producción-.
Convocar: al movimiento alternativo al capitalismo actual, a la construcción de la mayoría social, sólo es posible desde la diversidad ideológica.
Por ello el papel del movimiento como espacio de encuentro de lo diverso ante la Involución.
Ahora bien, la realidad política nos puede llevar a la articulación de un movimiento de movimientos políticos y sociales, partidos, mareas, sindicatos, AAVV, consumeristas, ocupas, antideshaucios, ecologistas,etc, etc, etc.
La diversidad ideológica no limita, enriquece. Y la etiqueta del movimiento sin contravenir los principios de los participes, debe responder al hilo conductor que aúna a la MAYORIA SOCIAL (MAS). Lo que auna en España hoy, es la defensa de la dignidad, del Estado del bien estar, de las libertades, derechos civiles y laborales.
Podría definirse el movimiento como el del sentido común, en anterior comentario del post se dieron razones para el sí.
Podría definirse el movimiento como Mayoría social, no sólo definirse sino ser ella misma organizada (MAS).
Cosa distinta a estas planteadas, son los retos democráticos que tiene cualquier emancipación hoy día.
Sólo la democratización, incluida la económica, son las claves para superar la concentración y centralización del Poder, tejedor de redes que construyen castas políticas-económicas y sociales (castas a las que no pertenece la dirección de IU a diferencia de la del PSOE); centralización y concentración origen de corrupción y uniformización que paraliza la creación de riquezas.
PODEMOS no intermedia instrumento ideológico colectivo, intelectual orgánico Gramsciano, la ideología es la que aportan los individuos (Iglesias se reconoce de izquierdas). Como instrumento se constituye en sí como movimiento, superador de las etiquetas de izquierdas y derechas, presentándose con la ideología del sentido común.
Bueno es una fórmula discursiva fundamentada en ideas reforzadas por el propio sistema y parte de la realidad (socialliberalismo), y que por tanto calan en la población.
Sin embargo, el autorreconocimiento de sus líderes como de izquierdas, implica una dualidad inexplicada a la sociedad, que en sí explicita la existencia de los planos ideológico y político dichos anteriormente.
Pero que en este caso no se solapan: el plano ideológico referencial de izquierdas aunque sea informal, esta constituido por el núcleo fundacional y dirección política; mientras el marco referencial del sentido común, la Dignidad, la Declaración de Derechos Humanos, viene representado por PODEMOS que surge como movimiento y espacio de encuentro.
Es la centralidad del común denominador sobre el ideológico en el discurso del movimiento PODEMOS, lo que alimenta el calado de sus discursos y proposiciones, más allá de la capacidad de comunicación.
En el estado español debemos caminar hacia MAS como movimiento de movimientos, posibilidad de frenar la Involución que no se repetirá, por mucho tiempo.
Cuestión distinta es la puerta material al encuentro que ofrecen los avances tecnológicos, fundamentalmente las TICs, entre las corrientes marxistas , libertarias y el liberalismo revolucionario, por la posibilitación de radicalidad democrática, pero esa es otra historia.
Enlace al artículo colgado por Javier, que sirve de base a la crítica: http://alterglobalizacion.wordpress.com/2013/06/18/la-insuficiencia-de-laizquierda-como-ariete-contra-el-poder/
Saludos Cordiales
Democracia o Barbarie.
Niños robados y el padre de Mayor Oreja, mas memoria histórica.
http://www.interviu.es/reportajes/articulos/ninos-robados-la-trama-vasca-y-el-padre-de-mayor-oreja
Hola Jesús y Cayetano, o clones de Alberto, o pagados por Alberto. Quedaos con el calificativo que os de la gana. El mío está bastante claro: pesaos de cojones.
¡¡Haceos vuestro propio blog y dejar de dar por culo!!
¿Ideologías?. Pues si, una y muy clara: «Podemos». Un consejito Alberto, y te lo digo con conocimiento de causa. Tú eres mas de la ideología de PODEMOS que de la de IU, así que aunque te duela perder el sueldo que ahora tienes de diputado y que probablemente pierdas si sigues en esas filas, te recomiendo que dejes las filas de IU y te unas a la fuerza emergente de PODEMOS, porque mejor o peor, están con el sentir del ciudadano de a pié, y yo que escuché tus entrevistas cuándo te definías como representante de DRY (Democracia Real Ya) es lo que te pega. Sé y estoy convencido de ello, que eres buena persona y son las buenas personas como tú las que hacen falta liderando este tipo de movimientos, si no, me decepcionarás como político, y mucho mas como persona, que sé que a la postre te molesta mucho mas. Lo dicho, saludos y espero tu movimiento, movimiento que acojonará aún mas al bipartidismo. PODEMOS tiene que tener representación en las próximas generales y tú eres un gran abanderado. Pido tu ayuda.
Pd.: Cayetano y Jesús, a dar por saco a otro sitio con vuestro monólogo.
EL CIS MUESTRA LA OPORTUNIDAD Y EL CAMINO.
El CIS muestra que distintas fuerzas alternativas al stablishment(casta)acumulan energías, no sólo PODEMOS la estrella fulgurante y principal acumulador mantiene tendencia de crecimiento respecto a 2011. Sino que IU respecto de Abril sólo baja 2 puntos, los mismos que sube respecto a 2011, pero es que el conjunto de la izquierda alternativa acumula energía suficiente para ser alternativa a los partidos de la casta, del stablishment.
El desbordamiento de las Siglas y sus Sumas, pasa por una confluencia que incorporando a los partidos, vaya más allá. Una confluencia que siendo su apellido el de ciudadana, por qué pretende representar los intereses antagónicos del 90% respecto de la casta, incorpore también organizaciones de toda índole (políticas, vecinales, consumeristas, sindicales, mareas, nuevos movimientos,PAH, ecologistas… .).
Movimiento confluyente que se desborda en territorios, centros de trabajo y estudio, organizando a la mayoría social.
Organización que se requiere para el cambio anti-involutivo, para la concienciación, movilización, y mantenimiento del Poder institucional democrático, una vez instituido.
Movimiento que debe partir de criterios de funcionamiento radicalmente democráticos-empoderamiento de su base social-; al tiempo que plantee el empoderamiento ciudadan@ respecto de las instituciones, y la democracia económica.
Un espacio de encuentro de dichas características, permite el desbordamiento de las energías acumuldas por la indignación ante la Involución, dándoles potencia ante la impotencia, empoderándolas en la alternativa del sí se puede, de otro mundo es posible.
Un espacio de encuentro así, tan sólo puede deparar la retroalimentación de la alternativa ante la debilidad del Poder crisálido, en plena crisis de metamorfosis involutiva.
Es el momento de frenar la Involución, antes de que naturalicen y normalicen los nuevos: marcos referenciales, sentido común, respuestas automáticas sociales.
PODEMOS identificado con el 15-M, por encarnar parte del discurso y la metodología del mismo, en su éxito indica el camino acertado de los valores y formas de hacer política representados por el 15-M.
La radicalidad democrática, el empoderamiento ciudadan@ con los avances del Siglo XXI(TICs) en comunicación, información, formación, organización, elaboración, decisión y movilización, permiten nuevas fórmulas de adscripción, organización y empoderamiento democrático.
Nuevas fórmulas de organizar y movilizar, que parten de principios democráticos más radicales permitidos por la innovación tecnológica.
Leía un comentario sobre el borrador orgánico de PODEMOS (que inicia el camino, como ya lo hizo el Partido X), planteando una mayor operatividad del Consejo ciudadano (80 miembros) y menos del Consejo de coordinación (10 o 15).
Dicha crítica se basaba en que hoy día no es necesario reunir físicamente a 80 personas, dado los avances en TICs. Que por tanto, no se sostenía la necesidad y cantidad de atribuciones al consejo de coordinación, o ni tan siquiera su propia existencia. Dado que posiblemente las secretarias, hoy día podrían responder directamente ante el consejo ciudadan@.
Podríamos seguir realizando aportaciones críticas al borrador organizativo de PODEMOS, pero no es el objeto del comentario.
Pues bien, esa radicalidad democrática permitida por los avances en TICs, debe ser incorporada por los espacios de encuentro confluyentes, en todos los procesos vitales del movimiento.
Si las organizaciones preexistentes(IU principalmente)junto a PODEMOS disponen sus estructuras, cuadros, implantación, experiencia, relaciones, propuestas al servicio del acumulador confluyente. Si así lo hacen, podremos construir un movimiento de confluencia municipal con GANEMOS, que teja una red en la que participen en el conjunto del Estado cientos de miles de ciudadan@s. Habremos organizado la mayoría social, construido el bloque social y de progreso, al 90% antogónico a los intereses de la oligarquía.
Habremos dotado de eficacia a la respuesta anti-Involución.
Esa es la oportunidad que brinda esta encuesta, lo demás son sarandajas.
Saludos Cordiales
Democracia o Barbarie.
@David, perdóname por darte por culo, puedo asegurarte que es una sensación del emisor y en absoluto actitud o acción del emisor.
Siguiendo escatológicos, con perdón, decirte que tus comentarios son para limpiarse el culo. Precisamente PODEMOS se reconoce como movimiento, y en tanto que tal no tiene ideología. Por cierto igual que IU, aunque IU a diferencia de PODEMOS sí reconoce sus fuentes ideológicas y referencias históricas.
Comprendo que un bufo troll(como tú) pretenda enfrentar y no el encuentro entre semejantes. Pero joe informate primero, hay enlazo los documentos de PODEMOS. Aunque en tú caso, quizás sea como echarle de comer a un gorrino, demasiada lectura para él.
http://ep00.epimg.net/descargables/2014/07/17/5cd191130d9a7b5c4d297efb418a3ee7.pdf; http://es.scribd.com/doc/235094191/Pre-borrador-Principios-Organizativos
Democracia o Barbarie.
Una reflexión interesante entorno al CIS de Tania, Monereo y Mogrovejo:http://blogs.publico.es/dominiopublico/10764/construir-la-mayoria-recuperar-la-dignidad/
Democracia o Barbarie.
Un breve relato novelado y utópico, que ánima a la reflexión sobre el futuro cercano:https://www.diagonalperiodico.net/la-plaza/23655-sobre-movimientos-sociales-y-poder-electoral-notas-optimistas-desde-2020.html
Democracia o Barbarie.
Entrevista a A.Garzón tras el CIS:http://www.nuevatribuna.es/articulo/espana/iu-debe-ser-generosa-ambicioso-proceso-confluencia-izquierda/20140805192616105805.html
Saludos Cordiales
Democracia o Barbarie.
El PP corrupto ya anda tratando de hacer todos los tongos y pucherazos electorales antidemocráticos que puede, como por ejemplo que gobierne el partido mas votado aunque esté en minoría o que gobierne con mayoría absoluta el partido que tiene el 40% de los votos aunque no supere el 50%, también quiere hacer estos cambios electorales de forma unilateral ya sin consensuarlos directamente con la oposición.
Es ya un tema de sanidad y ética no votar a este partido (o mafia o negociete entre amiguetes o lo que demonios sea), también hay que plantearse echar abajo todas las leyes que haya hecho estando en el poder, son leyes hechas de una casta para una casta y no están ni consensuadas.
Finalmente hay que recordarle que si lleva adelante esta idea, muchos municipios del País Vasco, Navarra y Cataluña, quedarán en manos de Bildu y ERC y quedarán en manos de estos partidos (esto el PP lo va a tener que explicar muy bien…), partidos que el PP dice que no son aceptables en una democracia y quedarán en manos de estos partidos gracias a ellos (PP), por que en el fondo, como ha sido durante toda su historia, al PP le da igual España, la democracia y estos partidos, les da igual cualquier cosa salvo ellos mismos y por salvarse ellos, les da igual ni ser coherentes, quedar como mentirosos y cargarse todo lo que se tengan que cargar, estos del PP, cuando dicen «España y democracia», están diciendo «PP y negocietes» y el resto son cuentos.
Porque Von Mises los tenía muy claro…. «Nadie puede escapar a la influencia de una ideología dominante»…………….
Y la Economía domina al mundo !
Saludos
¿QUIÉN SE ANIMA A PONER SANCIONES ECONÓMICAS A USA?,
DE NUEVO ESTÁN BOMBARDEANDO UN PAÍS, QUE ADEMÁS YA HABÍAN INVADIDO ANTES EN CONTRA DE LA ONU (DIJERON QUE HABÍA ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA Y NO HAN APARECIDO, NI NADIE HA SIDO JUZGADO), DIJERON QUE SU JEFE DE ESTADO ERA UN DICTADOR Y NO HAN LLEVADO LA DEMOCRACIA Y SIGUEN PACTANDO CON LAS DICTADURAS TEOCRÁTICAS DEL GOLFO PÉRSICO, ESTOY ABSOLUTAMENTE EN CONTRA DEL TERRORISMO ISLÁMICO, PERO ESTE PROBLEMA LO HAN CREADO ELLOS, DE HECHO AÚN NI HAN CERRADO GUANTÁNAMO Y LAS SANCIONES MEJOR LAS HUBIERAN PUESTO EN LA ÉPOCA DE BUSH …
Que se les trate con el mismo criterio que ellos tratan a Rusia (puede que Rusia se merezca las sanciones, pero USA por los mismos motivos también…), creo que la ONU, China, Rusia y la Comunidad Europea, se deberían poner manos a la obra, es simple, el mismo criterio para todo el mundo basándonos en un justo derecho internacional.
Obama autoriza ataques aéreos en Irak
http://actualidad.rt.com/actualidad/view/136400-Obama-anuncia-inicio-bombardeos-irak
Ahora el corrupto PP pone en duda que el estado vaya a pagar al misionero con ébola el tratamiento que le esta dando, vaya con los recortes…
Entrevista al A.Garzón:http://politica.elpais.com/politica/2014/08/08/actualidad/1407496616_545219.html
Democracia o Barbarie.
Lo mismo da Ford(Pujol) que Chevrolet.
La corrupción persiste, por qué la tipología de dirección estatal es continuista. Perdurando el modelo de «la escopeta nacional».
Inveterado sistema de dirección que la España democrática heredó del franquismo.
Si con Pujol, según denunció en su día Maragall, la comisión era del 3%, ¿qué sobrecoste ganaba el pagador, un 10,20,33% o más? ¿Quién sabe?.
Dicen de Maragall que lo denunció, pero que más tarde nada hizo.
Quizás por qué cuando la corrupción es estructural, el problema es institucional-público y privado-.
Quizás por qué confrontar con la corrupción, sea acto de Quijote contra Gigantescos molinos, ejes y aspas de la vida económica, política, y mediática de un país.
Molinos cuyas ruedas dibujan la inveterada historia de corrupción en las Españas.
La derecha de la escopeta nacional, dió paso a la cultura del pelotazo de González, después el boom financiero e inmobiliario de Aznar, continuado con Zapatero, y ahora el reventon del Régimen de transición(Gran Crisis), heredero del franquismo en corrupción seguidor de «la escopeta nacional».
La única vía de superación, más democracia, separación de poderes y sus fuentes.
Lo que se traduce en ruptura partitocrática, en elección popular de entre reputados profesionales de: CGPJ- al menos 70% de sus miembros-; fiscal general del Estado; fiscal anticorrupción;Tribunal Constitucional-al menos el 70%-.
El sistema de corrupción heredado del franquismo, ha sido posible no sólo por el mantenimiento incólume de poderes oligárquicos del Régimen franquista en el del 78(Transición).
Sino por qué la fuente de todo poder institucional del Estado, tiene un único origen material, los partidos políticos. Lo que junto al diseño de un sistema político bipartidista y alternante, determinó en España una idiosincrasía de la corrupción que se hizo hegemonía ideológica y consolidó con la Democracia, que a la postre representaba la esperanza en el imaginario popular.
Así, la corrupción se da por sentada, y práctica habitual, son demasiados decenios que van más allá del Viejo Régimen de la Transición.
Tan es así que nos asombramos cuando no van a la carcel los comisionistas -los del 3%-. Pero quién pone el grito en el cielo, o pregunta el nombre de quiénes percibían 10%,15%,33%, o más y por eso pagaban el 3%.
Vemos a Barcenas en la cárcel, y alcanzamos a dirigirnos contra las corruptelas del PP, pero ¿y las redes empresariales de la corrupción?.
¿Es que a caso las grandes empresas financieras o no, eran extorsionadas?.
Esta idiosincrasia consolidada con la Transición, explica que las corruptelas no afecten electoralemente(sistemas clientelares directos e indirectos funcionan), y lo habitual es que el presunto corrupto avance electoralmente.
Desgraciadamente ocurre no sólo con el electorado de derechas, sino que abarca todos los espectros(pese a lo que se dice).
Así se refleja muy bien en los escenarios municipales, de forma que si el corrupto se presenta con nuevo partido, la normalidad es que gane con independencia de las siglas a las que afecte.
En España sólo un cambio estructural e institucional, acompañado de profundización democrática al elegir el pueblo directamente -reputados profesionales- al Poder Judicial, podrían alimentar un cambio en la cultura política al respecto.
Mayores Penas, publicación de declaraciones de hacienda, información de las cuentas, etc,etc,etc, son sólo parches que no abordan el maridaje de «la escopeta nacional», cuya punta de iceberg son las puertas giratorias.
Democracia o Barbarie.
No cabe radicalidad ni regeneración democrática del PSOE, sino resurrección y previamente hay que morir. Al hilo de los discursos de Sánchez y colaboradores.
Sobre el PSOE y sus discursos. Recuerdo las elecciones del 82, las diferencias programáticas entre PSOE y PCE las rememoran hoy las dinámicas del y tu más, pero al revés, yo más.
Si el PSOE ofrecía 800.000 puestos de trabajo el PCE 1.000.000. Los discursos de sus dirigentes eran mucho más agresivos con la derecha y radicales propositivamente, comparados con el PCE.
Después vino el Gobierno del PSOE, la fuerza política que más ha gobernado en Democracia (24 años) y la realidad de hoy. Con retroceso del peso industrial (colonizado) en su modelo productivo, prácticamente reducido a servicios (turismo) y construcción. Con el expolio de todo el patrimonio público: energía, telecomunicaciones, sector financiero, etc. .
Ahora nos viene el joven Sánchez, sin cambios, expulsiones y cataclismos internos de la dirección, cuál prestidigitador o superhéroe fuera, a decirnos que el PSOE ha cambiado. Que por arte de su elección, las servidumbres de hoy y ayer (24años de gobierno), con sus intereses a desaparecido sin desgarros, y apoyados por toda la vieja guardia que gobernó España.
Que va a proceder con radicalidad democrática, con transparencia, mayores penas, limitación a la inclusión en empresas privadas de dirigentes, limitación de los aforados, y otras propuestas positivas, pero menores que son inútiles sin acudir a cambios estructurales.
Por que fantochada maquilladora y propia de superhéroe (dicen que Hollywood nos inundara de superhéroes hasta 2020) es afirmar que va a regenerar las instituciones, limpiándolas de corruptos, cuando son las propias instituciones públicas en su relación interna y con las instituciones privadas, las que fomentan la corrupción.
Lo tiene fácil respecto a las puertas giratorias, como cara legal de la escopeta nacional. Que prohíba la participación de militantes en los consejos de administración del IBEX 35, o de empresas que facturen más de 1000 mill.€ año.
Qué para empezar promueva la expulsión de quiénes hoy se nieguen a cumplir el compromiso, González y un largo listado de Ex: ministros, directores generales, secretarios y subsecretarios del PSOE.
Un partido que es parte del stablishment español, que ha gobernado España durante 24 años, alternándose con el PP que gobierna ya 10, no puede utilizar el término radicalidad democrática sin rasgarse previamente la camisa.
El PSOE querrá aparentar regeneración sin sufrimiento, cuando ha sido y es parte del stablishment y su estructura de corrupción: fundamentada en la indisoluble unidad de poderes del Estado dimanantes de los partidos.
No hay separación de poderes efectivas, si el origen de los poderes del Estado es único. Si Judicial, legislativo y ejecutivo dependen de los partidos políticos, con un sistema político que promueve el bipartidismo; con unas relaciones con el poder económico y social heredadas de la escopeta nacional del franquismo. Plantearse corregir la corrupción requiere deconstruir el edificio público-privado de la misma, no sólo dirigirse contra los corruptos, ni tan siquiera si pretendiera dirigirse sobre los corruptores, dicho edificio lo permitiría.
Para el PSOE no existe regeneración posible, necesitaría tanto sufrimiento que no lo soportaría cuerpo orgánico, tienen demasiadas culpas que expiar y abandonar.
La recuperación del PSOE entendida en términos de radicalidad democrática, requiere resurrección no regeneración, y como tod@s sabemos para ello es necesario previamente morir. La corrupción del maridaje orgánico con el Régimen franquista del viejo Régimen del 78, con su modelo de escopeta nacional, no hubiera sido posible sin la colaboración y participación del PSOE, que no olvidemos en Democracia a gobernado España durante 24 años y su PP alternante 10.
http://www.publico.es/politica/538256/sanchez-promete-ser-implacable-contra-la-corrupcion-y-limpiar-las-instituciones
http://politica.elpais.com/politica/2014/08/10/actualidad/1407687244_174995.html
Democracia o Barbarie.
árticulo interesante sobre la separación de poderes y la justicia:http://www.eldiario.es/contrapoder/crisis-Justicia-derechos-ciudadanos_6_291230882.htmlc
No se debería permitir que un mismo usuario posteara más de dos comentarios seguidos. Convierte el diálogo en un monólogo, rompe la horizontalidad y desincentiva la participación. @cayetano, tu forma de utilizar este blog entra en contradicción con tu discurso. Por otro lado hablas de que el artículo sobre izquierdas y derechas en la centralidad capitalista era confuso porque «no sepera bien los planos político e ideológico». A mi me parece confuso tratar de disociar lo político y lo ideológico. El éxito de Podemos se basa precisamente en volver a religar lo político con lo ideológico. No olvides que el horizontalismo también es una ideología. Estamos demasiado acostumbrados a ver izquierdas verticalistas que también comienzan a formar parte del pasado. La etiqueta «laizquierda» como ariete político se ha revelado como una herramienta completamente insuficente para aspirar a conseguir una nueva hegemonía de carácter gramsciano y Podemos ha sabido leerlo mucho mejor que IU. Por eso IU se estancará y Podemos, si no comete errores, seguirá subiendo. Por último… ¿En qué obra dice Marx que él sea de izquierdas o que le guste esta etiqueta para definir su pensamiento?. No la encontrarás porque esa etiqueta jibariza su pensamiento que es multidimensional y desbordante en los planos filosófico, histórico, económico y por supuesto político. El socialismo como concepto es mucho más que «laizquierda». El fantasma del comunismo asustaba tanto a izquierdas como a derechas según se desprende de los primeros párrafos del manifiesto comunista que el propio Marx escribió junto a Engels. Nuestra modesta opinión es que IU debería refundarse y cambiar de nombre si aspira realmente a construir una nueva hegemonía acorde con sus principios ideológicos. También debe revisar sus procedimientos, apostando por el horizontalismo frente al actual verticalismo de sus estructuras y comités.La inmensa mayoría de sus propuestas electorales son valiosas pero sus estrategias y metodologías de organización y comunicación (incluyendo su propio nombre «IU») deberían ser revisados.
@Javier Arias, el lenguaje no puede disfrazar la realidad. En ningún momento planteo la disociación de lo político e ideológico, tan sólo digo que no son lo mismo, el mismo plano, sino diferentes aunque evidentemente estén íntimamente relacionados.
Sobre la cuestión entorno a la etiqueta izquierda, para la cuestión de una hegemonía gramsciana, totalmente de acuerdo.
La diferencia entre nosotros, de existir, parece que se encuentra en un planteamiento totalizador: de tu parte, entiendo planteas la construcción de la hegemonía gramsciana, la organización de la mayoría social, desde una opción, que respeto, pero entiendo confunde planos al unificarlos; de mi parte entiendo que la construcción de dicha hegemonía gramsciana, debe ser construida en diversidad ideológica, política, y organizativa de todo lo disruptivo con la Involución y el Viejo Régimen.
Por ello, entiendo que estos debates son interesantes, pero lo realmente trascendente es la confluencia desde la diversidad, para frenar la Involución.
Con respecto a IU no creo que sus carencias sean nominales, más bien caminan en la dirección propuesta por tí (o vosotros) de horizontalidad, reflexión que hago extensiva a todas las organizaciones de la izquierda alternativa y movimientos democráticos.
Compartiendo dicha horizontalidad, revocables, o iniciativas desde la base, regularlas para darles eficacia de radicalidad democrática es central.
Por ejemplo, interpreto que sois compañer@s de PODEMOS, organización que desde la horizontalidad, y dada la inexistencia de dirección colectiva y cuerpos intermedios, sean partidos o corrientes, o direcciones territoriales, como en el caso de IU.
Os recomendaría que los revocatorias para iniciarse, no requirieran del 30% censal que participó de la elección(borrador de organización de PODEMOS), ya que en la práctica invalida materialmente el inicio del mismo, es más, entiendo que de reunirse el 30% no debería iniciarse proceso alguno, sino revocar al interfect@ directamente.
Además, y la cuestión es técnica, ¿cuando se plantea el requisito del 30% censal que participo de la elección? ¿Se refiere al territorial-nivel- o estrictamente al censal-personal-? Dado que de referirse al estrictamente censal, el 30% del censal en realidad serían más.
Lo explico, partiendo que el censo evoluciona, pongamos un 5% de bajas por 20% de altas anuales, o cualquier otra relación que deseo sea de crecimiento.
Sí las altas no participan por qué no lo hicieron de la elección, y las bajas tampoco al no formar parte de PODEMOS, nos encontraríamos que bajo la fórmula del 30% censal que participó, tendríamos un % material más grande en realidad-en cualquier caso el 30% es algo muy exagerado para el revocatorio-.
La aportación crítica que se realiza no es menor, desde la perspectiva de radicalidad democrática y horizontalidad.
Me explico, en una organización nueva cuya afiliación al 95% no tiene relación anterior, y con una metodología de horizontalidad. Si estrangula la eficacia material del revocatorio, construye una estructura piramidal, en la práctica más vertical que las conocidas.
Al tiempo, saludo que PODEMOS (movimiento democrático rupturista) plantee desde la radicalidad democrática, instrumentos de horizontalidad, entiéndase la crítica anterior como aportación, y ánimo a PODEMOS en la exploración de un camino nuevo.
Saludos Cordiales
Democracia o Barbarie.
Cayetano, lo de troll se que es algo que te repites constantemente cada mañana. Sólo entiendes la ideología como teoría. Eres un auténtico coñazo y ya te lo ha dicho otro receptor. Deja de una puta vez de dar el coñazo. Da tu opinión como todos, pero no te apropies de un blog que no es tuyo. Abre el tuyo y léete tú solo, pesado, que eres un pesado. Esto no hace sino demostrar mi teoría, porque si Alberto Garzón leyese su propio blog, ya te habría baneado por coñazo. Si no lo ves compañero, tienes un verdadero problema de autoestima y por eso necesitas sentirte leído.
¡Ya sabemos quien eres! Fiuuu, fiuuu,…Hola,..soy David;…fiuuu, fiuuu…..Hola, soy Cayetano,…fiuuu, fiuuu,…Benditos seáis…soy Jesús….fiuuu, fiuuu,….hola soy……
http://www.youtube.com/watch?v=if_IcQWRkI0
Asesinada la actvista hondureña Margarita Murillo, y ya van cerca de 150 en los últimos años; y nuestros políticos y reyes apoyando a los criminales.
Sería conveniente que, del mismo modo que quienes se dedican a la medicina estudian y conocen esta disciplina, quienes se dedican a la política supieran de la matería que tratan. Les aconsejo leer los libros de Don Antonio García- Trevijano y escuchar sus audios en Radio Libertad Constituyente. Quizá, dejaríamos, entonces, de oír simplezas como «derecho a decir».»listas abiertas», «estatalización de medios de comunicación» o «casta» para referirse, en realidad, a una partitocracia , que no bipartidismo , y una oligarquía de partidos.
¿REFLEXIONES PERSONALES?
(V.3)
¿Asusta la corrupción española?
¿La corrupción está insertada en la sociedad española, formando parte de su cultura?
Este es un lema socio-cultural arraigado en la ciudadanía española:
“El que no aprovecha las oportunidades que blinda la política, sus instituciones, los sectores productivos de la sociedad y el contacto diario de los ciudadanos, está haciendo el tonto”.
Sociología de la corrupción
El fenómeno de la corrupción universal, viene dado por el abuso de poder, público o privado, del dominante sobre el dominado, chocando frontalmente con las virtudes cívicas. Se opone a la igualdad, a la justicia, al respeto a la ley y a la solidaridad, denotando una clara falta de valores. La deteriorada educación como principio, los valores individuales y la visión sobre el acontecer en la “calle” como final, son elementos que junto a la voluntad popular, instigan a la corrupción y, consecuentemente, al deterioro de la civilidad. Los modelos de comportamiento se han transmitido de, uno en uno, de boca en boca, para terminar imponiéndose a la ética. El individualismo acaba sobreponiéndose a la solidaridad, “lo mío frente a lo nuestro”. La competitividad anula la colaboración e impone su principio de vencer al oponente “sea como sea y a consta de todo”. Utilizando la Teoría de los Juegos, “es un juego de suma cero”, o lo que es lo mismo, “un jugador se beneficia siempre a expensas de otro/s.
Libertad e igualdad son dos virtudes que articulan la ética. Ya Montesquieu, en “el espíritu de las leyes”, se refería al amor a la igualdad y la defensa de la libertad como, “la virtud misma”, considerándoseles como las piedras angulares de la “convivencia democrática”. En las últimas décadas del siglo XX, se vio una corriente antitética a la cooperación, colaboración y lo colectivo. Este conflicto entre libertad e igualdad, competitividad y colaboración, planteado inicialmente como un debate de ideas, ha traspasado los límites de la teoría, convirtiéndose en una confrontación política-ética, eliminando la dignidad humana.
Las posiciones antagónicas defendidas por, “John Rawls y Robert Nozick”, son un claro ejemplo de lo anterior. Para Rawls, el objetivo de la justicia es la asignación equitativa de los derechos y deberes, de los beneficios y las cargas de la vida en un esquema de cooperación. Su principio básico, “los bienes sociales, libertades y oportunidades, ingresos y riquezas y las bases de la autoestima, han de ser distribuidos de forma igualitaria, a menos que alguno de ellos redunde en una ventaja de los menos favorecidos”. La función del estado sería, recomponer la justicia, redistribuir los bienes sociales favoreciendo a los más necesitados. ¿Cómo puede hacerse?, ¡a través de los impuestos!, estos financiarían, la educación, la sanidad y la justicia, universales y gratuitas. El objetivo final es conseguir una sociedad equitativa e igualitaria. Por contra Nozick, defiende en su teoría “el carácter de desafío a la sensibilidad social, el único criterio que debe regir en la posición individual es la meritocracia. Apoya la justicia retributiva, rechaza la justicia redistributiva y no cree en la igualdad social, por lo que no apoya la intervención del estado ni la solidaridad con los demás, considerándolo como injerencia inadmisible en los derechos individuales, aceptando la intervención gubernamental solo en los aspectos de robo, violencia y fraude, es decir, el “estado mínimo”.
Poder Legislativo
La legislación que emana del pueblo y se dicta y promulga en las Cámaras de su representación, tiene que dotar al poder legislativo (los jueces) de una completa independencia del poder político. El ministerio de justicia sobra en un poder político, debería de ser un órgano funcionarial/administrativo dependiente del poder legislativo y con parte de sus funciones. Como premisa, las cámaras tendrían que modificar la constitución y su desarrollo legislativo, aspecto inicial que sería de aplicación inmediata. Cualquier otro cambio que afecte a los ciudadanos tendría aplicación en la siguiente legislatura y así sucesivamente.
En relación a la justicia social y su legislación, han existido y existen regulaciones legislativas en el mundo que han obligado a la ciudadanía a la denominada “desobediencia civil”. No obstante de existir legislación muy clara en muy diversas materias, por ejemplo, “las leyes que regían la República Sudafricana y consagraron el “apartheid”, ¿merecían respeto?, o lo merecían “las leyes aprobadas por el régimen nacionalsocialista en la ciudad alemana de Nüremberg contra los judíos”, han sido multitud las leyes nacionales e internacionales que han obligado, temprano o tarde, a la ciudadanía a su desobediencia. Cualquier legislación que viola los derechos fundamentales de sus ciudadanos y de su dignidad humana, “no merece respecto” y el poder legislativo tiene la misión estricta de acabar con ello. El “Estado del Derecho” es una construcción viva y activa, un resultado histórico que tiene sus raíces en la Europa de la Ilustración, y que posteriormente en el siglo XVIII, pensadores como, Denis Diderot y Jean Le Rod D’Alembert, pretendieron educar a la sociedad, porque una sociedad culta que piensa por si misma era la mejor forma de evitar el absolutismo y la dictadura. También es, una conquista de individuos y grupos sociales frente al “poder absoluto”, quien arrebata las parcelas de poder a los primeros, ignorando que las garantías, derechos y libertades forman parte de los derechos fundamentales y éticos de los seres humanos. El Estado del Derecho, supone una separación de poderes real, sin mandamientos políticos de unos sobre otros, siendo también el sometimiento de todos los poderes públicos al imperio de la ley, no la promulgación legislativa más o menos arbitraria del gobierno de turno que controla los pilares de la justicia.
Situación actual de la corrupción española
La apreciación cultural de corruptela, constatada e inherente en la clase política española, también lo es en la clase social española, formando parte de sus entrañas, tejiendo una telaraña entorno a la sociedad que impregna las actuaciones diarias de sus ciudadanos y creando un circulo actuarial entre políticos y sociedad, al identificarse esta con sus políticos corruptos, llegando a votar su continuidad en siguientes convocatorias electorales, cuando en cualquier país europeo “esos políticos estarían muertos para la práctica política”. A su vez, la clase política ha profesionalizado sus actuaciones, creando miles de puestos, “libre designación, oposiciones dirigidas, y posiblemente adjudicadas de antemano, consejeros, etc., o colmando de privilegios a los “lobby”, como las eléctricas, gasistas, constructoras, banca, petroleras y empresas del Ibex-35”, son los llamados “estómagos agradecidos”, que han conseguido instaurarse en el servilismo y que posteriormente recogerán los despojos políticos. Han contagiado sus actuaciones a los sistemas productivos del país, públicos y privados, funcionarial y empresarial, por lo que, el que no roba o no es corrupto “a su manera”, está perdiendo las oportunidades que le blinda el sistema.
En la sociedad actual existe el “Homo economicus, frente al Homo eticus”, importa más lo que se tiene que lo que se es, lo accidental que lo esencial, el coche, la casa, ropa, zapatillas, el ¿qué dirán? o las impresiones que tendrán sobre mí, el denominado “marujeo”, etc., todo ello les ha dirigido hacia la sociedad de consumo y a los aspectos superfluos de la vida individual, “nada de ello podrá ser legado a los demás, morirá con nosotros”, por el contrario forma parte del germen de la corrupción.
La sociedad pública y privada no ha fomentado las bases para eliminar la “cultura choricera”, creando una cultura diferente para la vida de sus ciudadanos, basada en los valores individuales y solidarios con los demás y entre sus diferentes pueblos.
Uno a uno, detalle a detalle, la sociedad y su clase política, ha ido creando un círculo que se cierra con la llegada nuevamente a la clase política de más alto nivel, lo que se denomina como “corrupción programada y socio-culturalmente aceptada”.
Aquí confluye una antropología social global, que lejos de modificarse en el tiempo, ha multiplicado sus objetivos hasta fundirse con los principios básicos de la “corrupción”, conduciendo a la sociedad hacia una lacra destructiva de su propia convivencia. El mandato del pueblo es muy lento en su aplicación, pero debemos de considerar que si la clase política, sus representantes, no son capaces de eliminar esta lacra social, la ciudadanía con su carácter de pueblo llano y siempre con mayoría sobre la clase dominante, adoptará otras decisiones que pudieran ir contra esa clase política.
Historia de la corrupción española
Los antecedentes histórico-culturales españoles sobre la corrupción pública y privada, vienen de muy antaño.
Por no remontarnos a épocas remotas, iniciaremos el recorrido de la “corrupción pública”, por las llamadas “Cuentas del Gran Capitán”, expresión que quedó en el acerbo español como sinónimo de “despilfarro y corrupción”. Hacía referencia a la respuesta que Gonzalo Fernández de Córdoba, jefe militar en la campaña italiana del Rey Fernando el Católico, dio a este al ser interpelado por los gastos de la campaña, “entre picos, palas y azadones han sido 100 millones”. Las “expediciones de Hernán Cortes y Francisco Pizarro”, fueron perseguidas por la Corona, igualmente por despilfarro y corrupción. La corrupción en España estuvo identificada por la figura del “Valido”, una figura que surge con la monarquía hispánica durante el reinado de la Casa de Austria. Se trataba de un miembro de la nobleza en la que el Rey depositaba su confianza en materia de política y administración, hoy día podríamos equipararla a la figura del “Jefe del Gobierno”. Nombres como, Francisco de los Cobos, Antonio Pérez, el Duque de Lerma o el Conde-Duque de Olivares, fueron algunos de los más conocidos, todos ellos se vieron envueltos en escándalos de corrupción y acusados por excesivo enriquecimiento. Otra manifestación de la corrupción pública española fue el “caciquismo” tan arraigado en España durante siglos. A modo de ejemplo, baste citar un fenómeno endémico español, el artículo celebre del semanario satírico “Gedeón”, durante el año 1897, donde cada región española contaba con su cacique, fotografiándose la imagen del mismo sobre el mapa de España y colocando en el margen izquierdo su nombre y población.
En cuanto a la “corrupción privada”, la “picaresca” es una de esas palabras específicas de la lengua castellana. Se refería a la actividad del pícaro, llámese Lázaro de Tormes, o Guzmán de Alfarache, el Buscón Don Pablo o Estebanillo Gonzalez, personajes cuya forma de vida se definía como “aprovechada y tramposa” y que dieron lugar a todo un género literario, “la novela picaresca”.
De igual manera podríamos referirnos al fenómeno del “estraperlo” o al denominado como “economía sumergida”, dándose la circunstancia de que este último golpea más duramente en la comunidades autónomas más desfavorecidas.
Parece indiscutible, que la corrupción en España, ha sido una constante en su historia, formando parte del entorno socio-cultural de los españoles. Otra pregunta sería, ¿Qué ocurre en otros países como, Francia, Alemania, Gran Bretaña o Italia?, la respuesta es clara, “allí también ha existido y existe corrupción”. ¿Cuál es la singularidad del caso español?, la respuesta está en dos aspectos, “la extensión del fenómeno y la insuficiente respuesta política, judicial y social”. Por otra parte, en España no ha existido ni existe “una educación en virtudes públicas”, el único intento para incorporarla fue la asignatura llamada “educación para la ciudadanía”, cuyo fracaso fue atribuido a la acusación realizada por la Jerarquía Católica española, que la denominó como, “vehículo de adoctrinamiento sectario”. El único interés de esta “Jerarquía” fue imponer su doctrina católica en las aulas, frente a la “civilidad”.
Otro antecedente más cercano sobre la corrupción española está basado en el “Franquismo sociológico”, que representaba en sí mismo la “corrupción”. Aspectos que convivían con la vida pública y privada de los ciudadanos como, el enchufe, el favoritismo funcionarial, el trueque de bienes bordeando la ley, el descuento, la comisión, la falta de profesionalización, la falta de ética, la confianza exclusiva en el amigo, conocido y/o familiar, denominado “amiguismo y clientelismo”, la preferencia a la aceptación de los demás antes de ser rechazados, ignorancia hacia los conceptos públicos y solidarios, “lo mío lo cuido yo y lo público que lo cuiden otros», todos ellos y muchos más conceptos han conseguido a lo largo de los años mercantilizar la vida ciudadana española, asentándose en los principios culturales y sociales de la población e introduciendo el germen de la corrupción, “el que no percibe algo a cambio de…….…, no roba, o no es corrupto, es porque no tiene posibilidades”.
En la cultura ética española actual existe una hipertrofia de los derechos y una atrofia de los deberes y responsabilidades. Al haber convivido muchos años en un “régimen dictatorial” en el que los derechos y libertades estaban muy limitados, se ha vivido una explosión reivindicativa de estos, un claro ejemplo es la Constitución de 1978, incorporando un catálogo extenso sobre ello. Olvidándose de los deberes y responsabilidades individuales y con la sociedad, se ha educado en la reivindicación y no en la dignidad individual y colectiva. Se ha entendido los deberes como “abstención de hacer algo”, denominados “deberes negativos”, es necesario recuperar el concepto de “deberes positivos”, es decir, los deberes en el contexto del “estado social del derecho”, o lo que es lo mismo, “aquellos, cuyos contenido es una acción de asistencia al prójimo que requiere un sacrificio trivial y cuya existencia no depende de la identidad del obligado ni de la del/los destinatario(s) , no siendo tampoco el resultado de algún tipo de relación contractual previa”.
Encuestas españolas sobre la corrupción
En relación con las encuestas sobre la corrupción, aunque muy diversas y cuanto más cercanas al poder político menos creíbles, ponemos un ejemplo, la realizada por el CIS en dic/2010, donde se reflejaban unos datos alarmantes, dado que el 79,2% de los ciudadanos encuestados afirmaron que “la corrupción está muy extendida entre los políticos”, un 27,3% por encima de la realizada por estos mismos en el año 2007.
En el año 2014, los medios de comunicación indican que este mismo porcentaje supera el 85%. La Unión Europea, mediante los Eurobarómetros, opina que llega al 83%. Y, muy importante, aproximadamente un 72% no denunciaría la corrupción, porque están convencidos de que “no vale para nada la denuncia”. En el barómetro del CIS de marzo-2014, el primer problema para los españoles es el paro con un 82,3% y el segundo la corrupción con un 43%, habiendo subido esta 6 puntos desde el pasado año 2013. Las conexiones de los distintos gobiernos españoles, autonómicos y locales con el “ladrillo”, enumeran un sinfín de actuaciones urbanísticas que han favorecido al “gran capital”, constructoras, banca y empresas, mediante el acercamiento a cada uno de los ediles, concejales, diputados, etc. Los juzgados están repletos de expedientes que imputan a políticos estatales, empresarios, alcaldes y concejales, llegando a inculpar a partidos políticos. Los procesos tardarán años en aclararse, la propia justicia está dirigida desde la política, mediante el nombramiento de los componentes de los altos tribunales y la prebenda con que gozan los políticos “aforados” (solo pueden juzgarlos, con la aprobación de la Cámara y por tribunales distintos a los que juzgan al resto de ciudadanos, al igual que ocurre con los miembros de esos tribunales). Datos estadísticos recogidos del estudio de Manuel Villora (Univ.Rey D.Juan Carlos) y Fernando Jiménez (Univ. de Murcia).
¿Qué se puede hacer para reducir este germen de corrupción socio-cultural?
Los primeros pasos, tendrían que llegar de mano de la clase política. Un acuerdo global de toda la clase política, modificando las bases políticas españolas, es decir, “la constitución española”, en todos sus términos, dotándola de verdaderos instrumentos solidarios y analizando el entramado político en su conjunto hasta conseguir reducir Instituciones públicas y la elevada carga de políticos electos, homogenizándola a la media mundial por habitante. La renovación de los cargos electos debería ser por mitades y no coincidentes en ninguna de sus tipologías electorales (estatal, autonómica y municipal) siempre en fechas diferentes. De igual forma, sería necesario otro análisis por ministerios, autonomías, diputaciones, concejalías, etc., etc., destinado a conseguir la homogenización en este caso, funcionarial y administrativa con la media mundial/habitante. La obligación moral del/la político/a y de su programa, pasaría por ser elegido/a en “listas abiertas” y exigiendo la ciudadanía el cumplimiento estricto de sus promesas electorales, de lo contrario él/la y su partido serían arrojados de la escena política inmediatamente, sin esperar a próximas convocatorias electorales.
Los segundos pasos, supondrían la instauración de nueva “legislación social”, donde “el que la joda, la pague siempre”, dotando a los poderes legislativos “no dominados por la clase política” siendo completamente independientes y profesionales, y donde la detección de algún miembro sujeto a los ideales de un partido político sería justificación suficiente para su eliminación de este poder. Dado que se trataría de un poder judicial independiente, tendrían que depurarse sus componentes actuales con limpieza democrática.
Sin entrar en más detalles legislativos, cuando la primera deriva de la corrupción es la “vulneración del principio de legalidad”, cuando en la calle existe un clamor social de “no nos representan”, algo existe en esa “Constitución” que tiene que ser modificado.
Por último, llegaríamos a la modificación cultural que supone la “educación y sus enseñanzas” desde la “primaria hasta el grado”, dotándola de clara temática socio-cultural encaminada a la sustitución cultural de los males endémicos anteriormente mencionados, basada en los valores individuales y en la solidaridad.
Recuperar la “civilidad”, es esencial y pasa por un contexto educativo global. Cuando en las conversaciones emanan los gritos, la intolerancia, el desasosiego, cuando no existe respeto mutuo, la descalificación impera por doquier, todo ello ocurre hoy en los debates de los ciudadanos en la “calle” y en los debates de la “clase política” en sus diversos hemiciclos. Globalizadamente y en general, significa que se han perdido las formas y que las relaciones interpersonales han desaparecido, teniendo que recuperarse por vía de la enseñanza de la “educación”.
EXPERIENCIA AMERICANA DE CAMBIO SOCIAL FRENTE A LA CORRUPCIÓN
La experiencia en la corrupción y en la legislación de otros países resulta ilustrativa. Por ejemplo, entre finales del siglo XIX y principios del XX muchas ciudades de Estados Unidos presentaban unos niveles de politización y corrupción tan estratosféricos como los reflejados en la película “Gangs of New York”, donde el gobierno de la ciudad aparece capturado por redes clientelares e incluso criminales. Varios años después, la extensa politización de las administraciones públicas y, de su mano, la corrupción, descendió de forma drástica gracias a reformas institucionales como la sustitución del tipo de gobierno strong-mayor (este es el tipo de gobierno local dominante en España, en el cual un solo cargo electo, el alcalde y su mayoría de gobierno, acumula mucho poder. Este sistema llega hasta la más alta esfera de gobierno autonómico y estatal español) por el denominado city-manager. En esta nueva forma de gobierno, los cargos electos retienen la capacidad legislativa, pero el poder ejecutivo pasa a manos de un directivo profesional nombrado por una mayoría cualificada de concejales y por un periodo de tiempo no coincidente con el ciclo electoral, reduciendo así el grado de dependencia política. Los cambios se iniciaron en la política local, llegando y abarcando la política global del país. Aunque la cultura americana no es el mejor ejemplo para nuestra sociedad, sí que lo fue la eliminación de este fenómeno de corrupción, costó años conseguirlo, pero se minimizó la corrupción aberrante que, igualmente llegó a dominar el panorama cultural de los ciudadanos.
¡LA CORRUPCIÓN ESPAÑOLA ASUSTA, SIENDO NECESARIAS ACTUACIONES URGENTES!
El fenómeno de la corrupción española no tiene su preocupación máxima en su extensión global y generalizada, ¡que lo tiene!, más bien está centrado en la “indiferencia ética que el fenómeno representa para los españoles”.
La corrupción es una de las circunstancias por las que cae el “bipartidismo español”, acentuándose otras opciones políticas que estaban ausentes en el panorama político español en pasadas convocatorias electorales.
Ya Ortega y Gasset, decía:
“hay que inyectar en nuestra raza la moralidad social, es la cuestión moral española”
NOTA:
Este documento forma parte de diversas REFLEXIONES personales de varios españoles acerca de la corrupción española, entre las que sobresale el artículo de Jose Luis del Hierro, Prof. Emérito de la UCM, habiendo sido todas ellas recopiladas en este documento. Por otra parte, este documento es ABIERTO, y al que pueden añadirse otras tantas opiniones encaminadas a ilustrar el fenómeno socio-cultural español sobre la “corrupción”.
Aquí se intenta representar, “donde estamos” y “como lo cambiamos”.
Cuanto más tardemos en comenzar los cambios sociales, peor estaremos y más tiempo nos costará abordar los cambios estructurales para erradicar en España la cultura del “pelotazo y la corrupción socio-cultural de los españoles y sus políticos”.