La alta desigualdad económica nacional es uno de los aspectos que mejor caracteriza a los sistemas capitalistas y, más especialmente, a aquellos que durante períodos más o menos largos han llevado a cabo políticas de marcado corte neoliberal. La falta de mecanismos de redistribución, con un sistema fiscal muy poco orientado a ejercer esta función, posibilita que la brecha de desigualdad nacional siga incrementándose como lógica consecuencia de la dinámica del sistema.

El caso de Estados Unidos, modelo idolatrado en muchos aspectos por los neoliberales europeos, es paradigmático. Los datos y, especialmente, las tendencias en los mismos vienen a reflejar algo que ya sabíamos: las políticas liberales no son impuestas por ser más eficientes o socialmente mejores, sino sencillamente porque favorecen a las clases sociales más altas.

Es momento de recordar que las políticas económicas desarrolladas por los diferentes gobiernos nacionales, ya sea en los países desarrollados o en los subdesarrollados, no responden a otra cosa que a los intereses de clase. Dicho de otra forma: su puesta en marcha es el resultado de la relación de fuerzas existente en un determinado momento histórico.

La tabla que anexo refleja el porcentaje de ingresos sobre el total que recibe cada estrato social (estructurado por su riqueza). Son percentiles, y no quintiles como se acostumbra a usar en las estadísticas de desigualdad (especialmente en el PNUD), lo que permite una mejor representación de la realidad económica. Es bien sabido que las familias más ricas son menos numerosas que las familias más pobres, de modo que si no desagregamos suficiente podríamos estar incurriendo en el error de incluir en el estrato de familias ricas a familias con ingresos medios.

Desigualdad en EEUU

Para una igualdad absoluta que podríamos tener como referencia, los datos deberían seguir una lógica tal que si hablamos del 1% de la población, ésta debería recibir el 1% de los ingresos; el 5% de la población, el 5% de los ingresos; y así sucesivamente.

Como observamos, la situación dista muchísimo de parecerse a la que hemos podido considerar ideal. El 1% más rico de los estadounidenses recibe el 21′20% de los ingresos totales del país; el 5% más rico recibe el 35′75%; el 10% más rico, el 46′44%; el 25% más rico, el 67′52%; y finalmente el 50% más rico, el 87′17%. La concentración de la riqueza parece más que evidente.

Desigualdad en EEUU Se puede pensar de otra forma, y es teniendo en cuenta el peso que los más pobres tienen en la economía. Según los datos, el 50% más pobre de la población estadounidense recibe tan sólo un 12′8% de los ingresos totales nacionales.

Ahora bien, las tendencias son terriblemente útiles para analizar el efecto de las políticas económicas dominantes. Se puede comprobar cómo en el período comprendido entre 1986 y 2005 son las clases más altas las más favorecidas, mientras que la proporción de riqueza repartida va decreciendo abismalmente según bajamos en la estructura de clase.

Así, el 1% más rico de la población estadounidense ha visto incrementado su participación en los ingresos nacionales, durante un período de casi treinta años, en un 87′61%, mientras que el 50% más rico lo ha hecho tan sólo en un 4′60%.

En el gráfico lateral, obtenido de un artículo de The Wall Street Journal, comprobamos visualmente cómo es cierto que la concentración de la riqueza (medida en función de los ingresos nacionales) es cada vez mayor según avanzamos en el tiempo.

Sirvan estos datos para ayudar a desmitificar, precisamente en el corazón del imperio económico, la idea de que las medidas económicas neoliberales benefician a todos por igual. Las clases sociales siguen existiendo y, efectivamente, la pérdida de fuerza de las clases más bajas ha posibilitado en todo el mundo una desigualdad nacional creciente que puede llegar a alcanzar unos niveles realmente indignantes.