Como muchos sabréis, yo soy de los que sostienen que la crisis económica que padecemos no es ni un accidente temporal ni tampoco parte de un ciclo económico que supone que la recuperación llegará necesariamente tarde o temprano. Para mí estamos viviendo una crisis estructural, que además no es sólo económica, y cuya resolución dependerá de la relación de fuerzas políticas.
Creo que de todos los escenarios posibles desgraciadamente el más probable a corto plazo es aquel que supone una reagudización del neoliberalismo y, por tanto, el mantenimiento de una crisis permanente. Y esto es así porque las medidas neoliberales que intentan recuperar la rentabilidad privada -afectada por la crisis- no tendrán éxito precisamente porque consisten en deprimir aún más la capacidad de consumo de familias y Estado.
Las reformas de ajuste estructural que se están aplicando en toda Europa nos están llevando a una nueva situación de regresión social que será también, por cierto, lo que siga alimentando el malestar que está llevando en estos días a la gente a la calle. En todo ese proceso, aplicado por los gobiernos nacionales pero dirigido en última instancia por los grandes poderes económicos (bancos y grandes empresas), vamos a perder derechos y por supuesto también nivel de vida.
La siguiente fase del plan de ajuste neoliberal es el pacto del euro. Un pacto contra el que la sociedad debería posicionarse claramente, y ningún sindicato debería transigir lo más mínimo. Perder en esta trinchera será entrar en una nueva edad media. Pero, ¿cuáles son los puntos básicos de este pacto? A continuación los más destacados:
– Evolución de los salarios paralelos a la productividad. Se trata de congelar la relación actual de salarios y productividad, por cierto sin tener en cuenta que durante estas últimas décadas la productividad ha subido mucho más rápidamente que los salarios. El objetivo último es mejorar la competitividad de la economía en su conjunto, y se exigirá «garantizar que la fijación de los salarios en el sector público contribuya al esfuerzo de competitividad en el sector privado». Eso supondrá, como apunta Toledano en un artículo muy recomendable, que los salarios públicos caigan en términos reales para que los privados caigan después.
– Impulso al empleo a través de reformas fiscales y manteniendo ingresos totales. Eso significa que los impuestos directos caerán y subirán los indirectos. Probablemente veamos una subida del IVA y un descenso en las cotizaciones sociales. Dado que las cotizaciones sociales son parte del salario, estamos frente a otra rebaja salarial más.
– Finanzas Públicas. Reformas en el sistema de pensiones, que como sabemos ya se ha aplicado parcialmente en España pero que continuará en los próximos años. Además entraremos en un período de cuestionamiento más intenso de la sanidad y educación pública, y veremos medidas como el Copago (que debería llamarse Repago), disminución de prestaciones sociales y muchas más privatizaciones (recordemos que ya ha comenzado la de Renfe, AENA y las Loterías.
– Estabilidad Financiera. Lucha contra el fraude, que es una medida adecuada pero de la que hay que sospechar (¿incluirán a los paraísos fiscales?), y coordinación de políticas fiscales pero sin establecer una Unión Fiscal como sería lo más apropiado. Además, probablemente veremos dicha coordinación como una convergencia a la baja.
– Control del déficit. Esto es una de las mayores aberraciones del pacto a nivel legal. Los Estados se comprometen a establecer por ley o incluso constitucionalmente medidas que limiten el déficit fiscal. Es decir, tratan de blindar a través de la legislación un determinado abanico de políticas económicas. Algo que no por desconocido (el Pacto de Estabilidad y Crecimiento lo contenía) es menos inaceptable.
En definitiva, estamos ante un paso más en esa agudización del neoliberalismo y hacia el barranco de la regresión social extrema. Se avecinan tiempos muy difíciles para las clases bajas y medias, y presenciaremos un estancamiento de la crisis que será tanto o más duradero y profundo como duradera sea la vigencia de estas políticas neoliberales.
En mi opinión lo primero que tiene que hacer la izquierda es resistir. Y resistir significa reconocer que no hay pacto social que valga y que únicamente la retirada inmediata de todas estas medidas y pactos es aceptable. En segundo lugar la izquierda tiene que construir. Y eso significa apostar por un nuevo modelo de Europa radicalmente distinto del dominante hoy, lo que supone renunciar al carácter antidemocrático de las instituciones actuales y recuperar la democracia secuestrada por los poderes económicos. Hay que coordinarse con los movimientos contestatarios de toda Europa para construir un modelo alternativo de sociedad basado en principios de izquierdas. Y para hacer todo eso debemos concentrarnos en revertir la actual relación de fuerzas, dedicando nuestras energías a encontrar puntos en común entre las «múltiples izquierdas» y abandonando la siempre horrible sensación de que nos gusta más tener enemigos que amigos.
Pues a mi algunas medidas no me parecen del todo mal, cogidas de una en una. Por ejemplo, el control de déficit: no creo que sea sano vivir endeudado sistémicamente. O la lucha contra el fraude.
Lo malo es la letra pequeña:
– ¿además de las rentas del trabajo, se va a congelar también la relación actual de las rentas del capital y productividad? en ese caso ¿se da por buena la relación actual de los tres factores? Y, por cierto, ¿qué es eso de la productividad? Todavía no acabo de saber a que se refieren en concreto.
-¿control del déficit? ¿aumentando ingresos o reduciendo gastos?
-¿coordinación fiscal, buena, pero, al alza o a la baja? Esa armonización ¿va a ser independiente de los niveles de renta y bienestar entre los distintos países?
– ¿de verdad se va a ir a por los paraísos fiscales en esa supuesta lucha contra el fraude, o sólo a por los autónomos que defraudan el IVA?
-¿habrá algún tipo de política global redistributiva, o cada uno tiene que bailar con la economía que le haya tocado?
Pero lo malo-malo es la filosofía que se deja adivinar: se plantea la economía como un ente superior, al que rendir pleitesía. Un nuevo Dios, o Becerro de Oro. Y no es así: la economía debe estar al servicio de los ciudadanos, no a la inversa. Por ejemplo ¿para qué, o para quién, queremos más productividad?
¿Por cierto, soy el único que piensa que esto del neoliberalismo es una nueva religión, con sus dogmas, sus revelaciones, sus profetas, sus obispos, sus santos,
etc…?
Y sobre todo, con su promesa del cielo para el futuro, a cambio de sobrellevar con cristiana resignación el sufrimiento del presente valle de lágrimas. Menos para algunos «curas», claro, que tienen un presente cada vez más holgado.
¿Como entender de otra forma a nuestro presidente (sin duda futuro San ZP, converso y mártir), que ni con el tormento electoral al que está sometido reniega de su nueva religión verdadera?
¿Como explicar todo este batiburrillo al esos ciudadanos de a pie, que no tienen internet, ni lo pueden leer, en los periódicos locales? ¿Como ponerlo de una forma sencilla,y fácil de comprender por cualquier profano en materia de economía política? ¿Como para que entiendan como les va a afectar a su vida, si se aprueba??
Queremos hacer ese trabajo,de difundir, pero nos faltan herramientas.
Sus objetivos y mis propuestas:
− conseguir que el trabajo sea más atrayente —> aumento del SMI, recuperación de poder adquisitivo de los salarios, participación de los trabajadores en la dirección de las empresas
− ayudar a los desempleados a volver a trabajar —> aumento de presupuestos de educación y formación, programas de empleo público
− luchar contra la pobreza y fomentar la inclusión social —-> mejora e incremento de los sistemas de integración social
− invertir en la educación y la formación —-> más fondos para educación pública
− lograr un equilibrio entre flexibilidad y seguridad —-> puesto que el actual está claramente decantado hacia la flexibilidad, reducción drástica de contratación temporal y contratos basura, recuperación de los niveles de indemnización por despido, penalización del despido improcedente, obligación de provisionar fondos para pago de indemnizaciones
− reformar los sistemas de pensiones —-> no corre ninguna prisa, podemos abordarlo serenamente dentro de dos o siete años
− atraer al capital privado para que financie el crecimiento —-> penalizar la inversión especulativa para que no sea rentable y tenga que redirigirse hacia la inversión productiva; aumentar de la imposición sobre las rentas de capital (incluso por encima de las del trabajo) suministrando fondos para las políticas públicas de fomento
(y no nos obsesionemos tanto con el crecimiento per se)
− impulsar la investigación y la innovación —-> más fondos y programas para ello, gestionados con inteligencia
− y hacer posible un acceso a la energía con una buena relación coste-eficacia e impulsar
medidas de eficiencia energética—–> fomentar las medidas de ahorro, facilitar la adopción de tecnologías más limpias, penalizar el consumo via precios o tasas especiales para los sectores más ineficientes
(para los mismos objetivos, qué diferencia con lo que están perpetrando nuestros representantes !!)
Este es el texto, para que os sea más fácil valorarlo:
http://www.consilium.europa.eu/uedocs/cms_data/docs/pressdata/es/ec/120310.pdf
Por cierto, Nenufar ha dado en el clavo 🙁
Pues sí, Nenúfar ha dado en el clavo. Y tú también, Santi.
Lo de la productividad me lo tienen que explicar también a mí. Sólo sé que, con un ordenador y las herramientas actuales, en la actualidad puedo producir mucho más que hace quince años. Eso no se ha traducido en más ingresos… sino en menos plantilla. La maquinización de nuevo, y el beneficio masivo transferido a las manos de siempre con trucos de trilero como el desorbitado incremento de los precios de los bienes básicos (alimentación, vivienda, transporte…). En lugar de trabajar todos menos, trabajamos incluso más para pagar unas facturas cada vez mayores, cuando no montones de lujos a los que nos han ido «enganchando» (vuelos low-cost y vacaciones antes impensables, lo último de Mac, etc).
La reforma de las pensiones es una de las mentiras más gordas que tratan de colarnos. Precisamente, el incremento de la productividad supera con mucho el incremento de la población envejecida. Es decir, aunque seamos menos cotizando producimos mucho más, y podemos sostener a muchos más de nuestros mayores, que se lo tienen bien ganado.
Santi, estoy contigo. Llevo ya unos años señalando al neoliberalismo económico nacido en la era Reagan – Thatcher como la nueva religión incuestionable, igual de fullera que las tradicionales (incluyo también el marxismo, lo siento si alguien se ofende) porque mezcla realidad con vaguedades o mentiras interesadas y promesas de un futuro ideal que nunca llega ni llegará. Los mantras de la insostenibilidad del estado del bienestar, de la corrupción e ineficacia de lo público frente a lo privado, del desprestigio del funcionario (¡ojo, que yo trabajo en una pyme, no soy parte en ese juicio!), de presumir mayor eficacia a los gobiernos conservadores que a los de izquierdas (cuando las diferencias, en la práctica, son apenas de matiz)… En fin, estoy hasta la coronilla de todos ellos y sus mentiras.
Y termino diciendo, como Nenúfar, que necesitamos realizar un poderoso esfuerzo de comunicación para llevar esta relación causa-efecto tan evidente hasta el ciudadano de a pie que permanece en la ignorancia interesada a la que tratan de someternos los pastores para que no nos revolvamos y acabemos en el plato de sus amos.
He visto mucho talento en Sol, en DRY y en otros foros. Chavales que saben hacer cosas y que están hartos de no tener futuro. Yo sólo llegué hasta el COU. ¿No saldrá de todo esto una nueva campaña que acabe desmontando las mentiras de unos y otros, e instalando en la conciencia pública una perspectiva diferente y crítica de las cosas?
Hola Alberto, estoy de acuerdo en que muchas de las medidas que se van a adoptar puede que no sean las mas adecudas pero si usted piensa que «Hay que coordinarse con los movimientos contestatarios de toda Europa para construir un modelo alternativo de sociedad basado en principios de izquierdas.» esta muy pero que muy equivocado.
La izquierda no nos sacaría de la crisis sino que nos hundiría muchísimo más. De donde vamos a gastar si no podemos ingresar. Si generar empleo público fuese una solución viable generaríamos 5 millones de empleos y problema resuelto.
Lo que hagan cierto sector,ya es que me da igual,pienso que son unos infantiles y ya,aunque estaria bien que alguien me explicara las cosas de frente,sin ningun actuacion de por medio,si cierta persona quisiera hablar conmigo en persona,no tendria ningun inconveniente,sin ninguna pretension,solo aclarar la situacion.