Aunque la tendencia general es a ignorarlo, lo cierto es que los videojuegos pueden proporcionar al jugador habilidades y conocimientos muy importantes en el campo de la ciencia social. Personalmente, creo que sería una excelente idea incorporar determinados productos de este tipo en el sistema educativo.

La evolución de la calidad gráfica en los videojuegos ha sido espectacular, algo que ha venido acompañado de un desarrollo en la profundidad de los mismos no menos asombroso. Sin embargo, no estamos acostumbrados a hablar en positivo de estos programas informáticos tan dinámicos.

Llama la atención la saga “Civilization”, una serie de videojuegos en los que el objetivo consiste en desarrollar una civilización cualquiera a lo largo de la historia, comenzando desde la era antigua. Las unidades de acción, los personajes a nuestra disposición, son reflejo de la historia de la humanidad, y cada civilización dispone de sus particularidades históricas.

Desde el momento en el que escogemos una civilización, tenemos la misión de asentarnos en alguna ubicación para comenzar a expandirnos. Dependiendo de la situación geográfica, y de los recursos cercanos, tal evolución, que será tanto cultural como material, será más o menos rápida. Además, según vayamos investigando tecnologías, tendremos acceso a otras nuevas que permitirán a su vez nuevos hallazgos científicos.

El modelo al que responde el videojuego es muy realista, y sacará a relucir los conocimientos básicos de la evolución de las sociedades, sus formas de progresar –pudiendo escoger paz o guerra, aliados o enemigos-, las alianzas en torno a recursos estratégicos –como el petróleo en la era moderna, que tiene su magistral reflejo en el juego- y, en definitiva, las características clave que determinan el desarrollo económico de las sociedades.

El jugador sabe que necesita mejorar las infraestructuras para abastecer una población creciente, que sus sistemas agrarios requieren de mejoras técnicas para incrementar el rendimiento de las pocas tierras que se posee, que las alianzas estratégicas responden a intereses en cuestión de recursos, que los ciudadanos se rebelan si se les priva de pan y circo, y que dependiendo de su sistema impositivo podrá afrontar mejor las guerras, posguerras o la misma paz.

No podemos olvidar que el videojuego es absolutamente más interesante como herramienta educativa que la televisión o el cine, por ejemplo. Mientras estos mantienen a la persona durante todo el proceso como sujetos pasivos, el videojuego permite al jugador emplear y desarrollar sus diferentes habilidades de estrategia, reflejos, velocidad, análisis, etc. mientras disfruta del momento.

Y hoy en día, cuando los medios de comunicación, en hermandad con la mayoría de las obras de cine, anulan por completo la capacidad mental del individuo, y cuando los sistemas educativos fallan por completo a la hora de enseñar, tal vez el tomar esta vía como complemento, de momento, no sea en absoluto una mala idea. Así, tal vez consigamos generar ese entusiasmo y motivación tan interesante e importante que actualmente brilla por su ausencia.