Las tareas asistencialistas de los Estados siempre son bienvenidas. No sobran, por decirlo así. Y es evidente que tenemos la obligación moral y política de acoger a las personas que huyen de las guerras. Nosotros somos un pueblo que también sufrió el exilio, y padecimos tanto la insolidaridad como la solidaridad de pueblos vecinos y hermanos. Hemos aprendido, o al menos deberíamos haberlo hecho. Pero conviene también que seamos conscientes de las causas; del por qué la gente huye de sus tierras, dejando atrás recuerdos y vidas enteras. Porque podría ser, como de hecho ocurre, que esas personas estén huyendo de las guerras que la OTAN crea por todo Oriente. Podría ser, y de hecho así es, que se esté dando con una mano –y mal, con subasta y precio- lo que con la otra se está quitando. Quizás convenga, en definitiva, ser más claros y menos líquidos. Podríamos comenzar por dejar de decir aquello de “Bienvenidos Refugiados”, que está bien, para volver a insistir en el “No a la guerra”.
¿Qué ha ocurrido? ¿Dónde estan?, eran cientos de miles de refugiados que llamaban a nuestras puertas, alguien o algo los había dirigido por el camino a Europa, y se contaba que llegarían por millones, así como el papel que debería jugar Europa ante tamaño pavor humanitario.
Pero de un día para otro, han desaparecido, han dejado de existir, la plaga zombi de refugiados que atemorizaba a xenófobos y asolaba a humanitarios, ha desaparecido, ya no existe, no hay refugiados con quién solidarizarse.
¿Qué ha ocurrido? Lo único que conocemos haya pasado, es la intervención directa de Rusia en el conflicto Sirio, pero sería de mal pensado creer en un interés político-económico de la UE y sus dueños «los mercados», al tratar la tragedía humanitaria de millones de refugiados. ¿No creeis?
¿Dónde estan? Eran millones, ¿Ya no llegan a ningún lugar? ¿o no estan en ningún lugar? ¿en qué condiciones viven? ¿cual es su futuro?.
El mundo espectáculo continua, y su vertiginosa concatenación de árboles enfermos, muestra un bosque con miriadas de patologías que por su descomunalidad trágica, son designios del divino, producto de la naturaleza humana, imposibles de corregir. Escondiendo la raiz social, la construcción humana que es esta civilización capitalista, no inmutable, ni natural, ni divina, sino obra de los hombres.
Mientras, los millones de refugiados de Siria, como los de Libia, van camino de ser olvidados como lo fueron los millones de refugiados palestinos, Etiopes, Sudaneses, … ; como lo fué el pueblo destrozado de Gaza por la Guerra, o el de Haití por un terremoto, o … . Continua la rueda de desastres, pero de Siria sólo hablamos para denunciar o criticar con la boca pequeña la acción militar de Rusia, y en esta puede estar la razón por la que desaparecieron los titulares de los refugiados, que siguen subsistiendo su walking dead.
Con los refugiados no se que ha pasado, esa masa de gentes desesperadas con sus familias acuestas, y zancadillas por todo el camino, como la de aquel padre con su hijo, que gracias a Dios hoy es entrenador del Getafe.
¿Siguen llegando a Alemania, Austria,…? ¿Qué hacen con ellos en Hungría, o Croacia? ¿Cómo es su paso por Grecia? ¿Les permiten los turcos salir del país? ¿Cuantos han llegado a España y cuantos van a llegar?
Es increible, tal como en una peli, se apaga el receptor, y millones de personas desesperadas, vivas con sus vidas arrebatadas (walking dead), desaparecen. Porca miseria