En 2018 veremos cómo se lleva a cabo otra estafa legal: el rescate de las autopistas. Hace años el Gobierno encargó su construcción a constructoras que inflaron los costes hasta un 30%. Como casi nadie pasaba por allí, las constructoras quebraron. Pero no perdieron, pues el negocio era redondo: los beneficios estaban garantizados. El Gobierno había puesto al Estado, a todos nosotros, de avalista. En caso de pérdida, pagamos nosotros. El rescate puede costar hasta 4.500 millones de euros. Pero no será el último rescate. El Gobierno ha anunciado que tras sanearlas las volverá a privatizar para que las gestionen las mismas empresas que las quebraron. Y el Estado volverá a ser el avalista. Se rescató, se rescata y se rescatará a los de siempre mientras las pensiones, la sanidad, la educación, la cultura y nuestro futuro son recortados. Que te rescaten depende de la clase social a la que pertenezcas. ¿Tendrá algo que ver que algunas de esas empresas aparezcan en los papeles de Bárcenas como donantes del PP? ¿Será por eso que no apoyan nuestra idea de investigar con una auditoría?
Ciertamente, al final, siempre pagan los de siempre …
Saludos
Si el gobierno nos está robando, el Congreso está paralizado porque la mayoría «constitucional» lo permite y el Senado está en manos del PP porque la Ley Electoral es una trampa. Es decir,si las instituciones están inutilizadas por la corrupción. ¿Por qué Izquierda Unida no convoca en la calle, ya que parece que Podemos no está por la labor?
@Antonio, desgraciadamente la gente o no vincula el modelo de ganancia especulativo-corrupta a su situación vital; o entiende que es inexorable dicho modelo en España e incluso el Mundo; o puede entender que las energías necesarias para cambiar ese estado de cosas serían de intensidad -esfuerzo y sacrificio- revolucionario, sin garantías de consecución de los objetivos. O quizás sea un batiburrillo de dichas cosas, la normalización de la involución social en el imaginario colectivo, al tiempo que se reparte más precariedad donde antes no existía trabajo alguno.
La cuestión es que no hizó falto que IU, ni Podemos, convocaran a nadie con el 15-M, sino que el movimiento desbordó a las formaciones políticas, pero hoy la tendencia de la movilización es de reflujo, y si hay convocatorias de Marchas por la Dignidad y otras organizaciones.
En España además deben pesar dos experiencias políticas, una propia y otra extranjera. Comenzando por el final, la griega, en que ingentes energías y movilizaciones llevarón a Syriza al Gobierno y cuyo proceso acabó en la aplicación de los cánones convencionales del neoliberalismo de la UE. La primera, el fracaso de las izquierdas españolas, que llevaron por su incomprensión a gobernar a Rajoy, que entró con calzador en unas segundas elecciones generales.
Total, la fase en que nos encontramos no viene pergueñada sólo en los ritmos mediáticos e institucionales de la oposición. Sino que se encuadra en el reflujo de la movilización por normalización de la involución socio-económica; la recuperación acompañada del incremento del empleo a pesar de ser precario y con empleados pobres; y el fracaso de las izquierdas españolas que habiendo tenido posibilidad de dar alternativa al PP, consiguió que continuaran gobernando.
Un cordial saludo.
Amador Fernández Savater nos invita en elDiario.es a una reflexión sobre la clase y el movimiento obrero. Tras la disquisición de Amador, fuí a ver los datos, encontrando algunos de 2.016. En España los empleados en empresas mayores de 250 empleados, suponen sólo el 12,6%; igualando al número de trabajadores por su cuenta (autónomos sin empleados) con un 10,5%; el 39,2% son empleados de empresas con menos o hasta 10 trabajadores. Como vemos, nada que ver con las condiciones de trabajo fordistas, en las que había una gran concentración e igualación de condiciones de trabajo y vitales.
La reflexión que hace Savater sobre el encuentro es muy oportuna, porqué la realidad nos habla de disparidad. No es la primera vez que se trae aquí «la Sociedad Dividida» de José Félix Tezanos, en esta obra de 2.001, entre otras mucha cosas, se plantea la divergencia hasta el extrañamiento entre las clases populares como elemento de división y confrontación interna, como elemento o medio de ejercer el dominio.
Hoy día, gracias al Demiurgo -o por desgracia-, pese a las distancias culturales, estéticas, ética y morales, aun a pesar de la disgregación física-espacial de clanes, tribus músicales o estéticas, también hay elementos que unen: las condiciones vitales de vida; los espacios urbanos que se habitan, sufren y disfrutan; las condiciones de acceso efectivo a los derechos sociales y civiles.
Son estas condiciones de existencia compartidas, los elementos del encuentro en lo común desde la divergencia. Los espacios para el encuentro son los que se habitan: residenciales o residuales, laborales o infralaborales, lúdicos o evasivos, físicos o virtuales.
También son muy interesantes y compartidas las opiniones que manifiesta Sousa en Público, sobre la articulación de la izquierda.
Democracia(1) o Barbarie. (1) En sentido etimológico: Poder del pueblo.