El presente texto es la introducción al plan de acción de Izquierda Unida, que se someterá a debate el próximo sábado 24 de septiembre de 2016, y que está compuesto por un conjunto de objetivos generales, específicos y operativos para cada responsabilidad de la nueva dirección. Esta introducción es, naturalmente, más general.
Introducción al plan de acción 2016-2017
Vivimos una crisis de régimen que es, además, expresión de una crisis del sistema económico capitalista. Sin embargo, en el tiempo que viene durando esta crisis sistémica aún no hemos logrado construir una alternativa política y económica desde la izquierda. Por un lado, las huelgas generales iniciadas en 2010 no lograron detener las reformas laborales, si bien contribuyeron a la extensión de cierta conciencia de clase frente a la agresión neoliberal que consistía en hacer recaer sobre las rentas del trabajo el coste de la crisis. Por otro lado, las movilizaciones del 15-M, con claros rasgos de espontaneidad, han sido fenómenos heterogéneos más de indignación y frustración que de conciencia de clase, mientras que su posterior cristalización electoral ha permitido modificar el sistema de partidos tradicional sin que ello haya supuesto un cambio real en la correlación de fuerzas entre clases en España.
Pero la crisis económica no sólo ha puesto encima de la mesa los problemas del sistema político sino también el agotamiento del régimen de acumulación capitalista en España. El modelo de precariedad, absolutamente normalizado por las reformas laborales de las últimas décadas, se ha convertido en permanente y necesario para un modelo productivo basado en los bajos salarios y en la temporalidad. Este hecho no es gratuito ni azaroso sino que tiene su razón de ser en el papel periférico y subalterno de la economía española en el contexto de una Unión Europea dominada por el neoliberalismo y de un sistema-mundo globalizado en el que la competencia internacional empuja las condiciones laborales a salarios de mera subsistencia. Por eso la crisis política es expresión de la crisis del sistema económico.
Como decíamos, todos estos procesos han incrementado la frustración y la indignación de sectores sociales cada vez más amplios. Ello ha sido causa de importantes movilizaciones sociales en los últimos años así como de un novedoso y volátil comportamiento electoral. No obstante, esta creciente indignación y frustración es generalmente de carácter superfluo y no consciente. El movimiento obrero y sus organizaciones han sido, hasta ahora, incapaces de convertir esa rabia creciente en un sujeto político y social capaz de combatir el neoliberalismo y de construir una alternativa económica y política. He aquí nuestra tarea, precisamente, como parte del movimiento obrero.
Tras un número importante de convocatorias electorales, y tras constatar que más allá de nuestro notable avance institucional seguimos bajo el dominio de las políticas neoliberales y del marco del régimen del 78, nuestra misión de construir una alternativa socialista sólo será posible si ponemos en marcha un plan estratégico y de acción coherente con los diagnósticos y objetivos planteados colectivamente.
Durante muchos años los documentos de nuestra organización, incluyendo los documentos asamblearios, han denunciado el carácter burocrático y de partido político clásico que tomaba nuestra organización. Aunque a simple vista pudiera parecer que esto se refiere sólo a un problema de forma, de procedimientos, hemos de recordar que la estructura de cualquier organización está íntimamente relacionada con el contenido de la actividad política de dicha organización. De tal modo que los problemas organizativos son también problemas políticos, y viceversa.
En efecto, la causa política de esta denunciada deriva puede encontrarse en la prevalencia de la tesis según la cual el régimen político del 78 es válido y, de hecho, más que un puente para construir el socialismo . Nosotros negamos esta posición. La crisis económica actual ha puesto de relieve todas las deficiencias y déficits de la transición, y ha demostrado la necesidad de poner en marcha un nuevo proceso constituyente dirigido desde abajo y que adapte las instituciones a un nuevo proyecto de país basado en la ideología socialista.
Ello tiene implicaciones fundamentales para nuestra organización. Si el actual orden institucional no es la plataforma desde la que construir el socialismo, entonces sólo cabe la ruptura democrática, es decir, la impugnación del sistema político al mismo tiempo que la impugnación del sistema económico. De este modo, el parlamentarismo y la actividad institucional se convierten no en fines en sí mismos, como hasta ahora la inercia organizativa había fomentado, sino en un instrumento más para extender la conciencia de clase. Eso supone emplear nuestra presencia institucional como voz de denuncia de los propios límites del sistema parlamentario actual, y como altavoz de la opresión y explotación a la que el sistema económico en su conjunto sume a la clase trabajadora. Significa asimismo concebir el programa no como reducible y simplificable a iniciativas ya sean parlamentarias o municipales sino como proyecto político que va más allá de las actuales configuraciones institucionales.
Nuestra organización ha pecado, además, de no ejercer por parte de los dirigentes un ejercicio de rendición de cuentas ante la militancia. Además hemos interiorizado y practicado las peores formas del parlamentarismo en el propio seno de la organización, con la existencia de cupos, familias o corrientes pactando en virtud de su posición de fuerza cuantitativa y no a partir de debates ideológicos. Por esa razón, es momento de iniciar métodos y prácticas nuevas que den voz y poder de decisión a la militancia, al mismo tiempo que permitan adaptar nuestra organización a los contornos de un movimiento político y social.
Precisamente, el objetivo que nos hemos marcado en Izquierda Unida ha sido el de contribuir a construir un nuevo movimiento político y social. Esto es así porque entendemos que nuestro país requiere un nuevo proyecto, nacido de la ideología socialista, que sólo podrá poner en marcha una organización caracterizada por la radicalidad democrática y por su capacidad de ser conflicto social. Con esto último nos referimos a la construcción de tejido social consciente, cosa que no se puede lograr desde simples discursos o iniciativas institucionales sino que requiere la presencia cultural de nuestra organización en cada conflicto social derivado de la dinámica capitalista. En suma, nuestra militancia tiene que ser capaz de estar presente, y de hecho ser, el conflicto, pero no para captar votos sino para explicar las causas reales y científicas del conflicto mismo. Para generar subjetividad socialista.
De ahí que debamos dar enorme importancia a la formación teórico-cultural o, si se prefiere, ideológica. ¿Cuántos dirigentes y militantes de nuestra organización son capaces de explicar las causas –y la compleja red de interrelaciones causales- del desempleo, de los desahucios, del rescate bancario o de las estafas preferentes a partir de un lenguaje sencillo y asequible a toda la clase trabajadora? En efecto, no se trata tanto de estar informado al instante de las noticias de coyuntura y del teatro parlamentario sino de tener la capacidad de sumar a la causa a quienes sufren diversos modos de explotación sin aún saber quiénes son los responsables últimos de ese sufrimiento. Ese es el rol otorgado a nuestra militancia y, particularmente, a nuestros dirigentes, a saber, el de la combinación de denuncia y explicación de la explotación en sus múltiples formas desde el punto de vista socialista.
En la construcción de un nuevo movimiento político y social lo relevante es el proyecto político que se busca desplegar, no tanto la suma cuantitativa de actores que lo conforman. De ahí que para nosotros no sean relevantes las disputas orgánicas en el seno de los partidos y movimientos aliados sino más bien el proyecto político que, en su conjunto, cada organización aliada defiende. Ese es el punto clave en el que nosotros debemos centrar la atención. Eso no significa que no nos preocupen aquellas derivas en la izquierda que fetichizan los discursos hasta desconectarlos de cualquier base material o aquellas otras que tienden a refugiarse en la marginalidad autorreferencial de la liturgia y la autocomplacencia, pero sin lugar a dudas no pueden desviar nuestra atención de lo importante.
Finalmente, hemos de expresar que no es posible enfrentar una crisis del sistema económico y de la propia globalización neoliberal sin atender al espacio económico y político internacional. De ahí que tengamos la obligación de mejorar nuestra capacidad de informarnos e influir sobre los fenómenos y procesos políticos internacionales, particularmente de aquellos de los que puedan extraerse conclusiones relevantes para nuestra organización y para nuestro propio proceso.
Salud y República,
Alberto Garzón
Cuántos militantes saben quién pagaba los libros de Gramsci…!
Alberto, vaya por delante el aprecio y la admiración, agradecerte que pese a tu convalecencia hayas elaborado esta introducción, compartiéndola con tod@s nosotr@s, y permitiendo así feddback horizontal.
Pero habrían de hacerse algunas consideraciones, faltan en la introducción iniciativas políticas que singularicen a IU en la coyuntura actual.
Como bien expone la Introducción: “la estructura de cualquier organización está íntimamente relacionada con el contenido de la actividad política de dicha organización”. Es más, será la iniciativa política vinculada al movimiento social, sea obrero, ecologista, feminista, juvenil…, quien determine el tipo de organización y sus prácticas, por encima de la voluntad de sus dirigentes. Lo contrario, es incurrir en voluntarismo, Lenin nos decía, sed la vanguardia del mov. obrero, su cabeza. Pero no os distanciéis del cuerpo, manteneros junto a él, porqué si no, al adelantaros provocáis la separación y lo descabezáis (o se le hace un favor, en el caso de estar perdiitos). Lo que no significa adocenad al mov. Obrero o cualquier otro, sino respetad los ritmos. Cuando Lenin dice, organizad la revolución, no se refiere a construirla, diseñarla, conformarla, sino a organizar la revolución en marcha, como hubo de organizarse el 15-M al que no se le esperaba.
Revoluciones hay muchas, tantas como formas de acercarse al comunismo, decía David Graber, que en cada acto de solidaridad ganado, se construye comunismo, incluso en las cosas más pequeñas y cotidianas. Por eso en la revolución gay, la liberación de género lo es de la Humanidad, e igualmente la ecológica, la feminista, obrera…
Pero, volviendo que si no me pierdo, lo que quería resaltar en primer lugar, era la falta de iniciativa política. Quizás no sea el momento o el órgano para debatirla, pero hemos de centrar la iniciativa política con la que dirigirnos a la sociedad, y estimular a los movimientos.
En segundo lugar, la visión un tanto voluntarista que se desprende del documento, y que culpabiliza a las direcciones anteriores (como de otra parte han hecho máximos responsables de dichas etapas…) de las políticas practicadas. Refiriéndonos al hecho, de que la estructura, práctica y política de cualquier organización, está vinculada a la permeabilidad de los sectores sociales que representa en su función ideológica.
Es decir, será la actividad o no de dichos sectores sociales y sus demandas, quiénes determinarán en gran manera a las organizaciones políticas. No hay más que fijarse en el Tsunami que significo el 15-M, la PAH, Mareas…, y PODEMOS en tanto que reflejo de esos espejos (bastante distorsionado en su forma partidaria), así como los efectos en todo el arco político, dependiendo de la permeabilidad a dichos movimientos.
La concienciación es piedra clave, y la formación es importante para la misma. Pero es en el marco de la movilización, cuando las conciencias colectivas se zarandean y alumbran por catarsis. Por ello, la revolución se organiza en marcha, no se diseña, ni se construye.
Por tanto, requerimos de iniciativas políticas que alimenten nuestra relación y trabajo en los movimientos e instituciones. Requerimos de mayor humildad ante los movimientos, la organización no es más que un reflejo del estado en éstos, y dependerá de su permeabilidad, del tránsito de la actividad, la práctica de la organización.
Debemos tender a una organización en que la militancia se confunda con el activismo, siendo IU un foro de reflexión para la propuesta, que permita participar por diversas vías y canales, adaptándose a diversos perfiles (continuar con una organización genérica, es potenciar la uniformidad tipológica del militante, una organización aislada).
Esa misma humildad ante los movimientos, que no significa renuncia a la voluntad de vanguardia desde el encabezamiento, que no encabezonamiento. Esa misma humildad, es la que al ver nuestra organización como un reflejo del medio social representado, nos ayuda a comprender discursos y prácticas disonantes en el pasado. Y no otros menores argumentos o razones, más o menos acertados, pero que en cualquier caso son secundarios, cuando no erróneos.
De lo dicho, se deduce que será dicha permeabilidad al movimiento y el conflicto, la vida que tenga éste, lo que contribuirá a una organización que supere la institucionalización. Porque quizás en otras etapas, la contestación institucional era el principal foco de contestación, ante unos movimientos muy débiles, por no decir, en ocasiones marginales. Nunca ha existido, hasta hoy, desde la transición, un movimiento que se pudiera llamar de masas. Pero dicha institucionalización interrumpió la conexión de la misma con los movimientos emergentes, y obstruyó la permeabilidad de la organización, a sus prácticas y políticas por dichos movimientos, tarea en la que aún estáis inmersos.
El documento vincula bien la crisis del modelo de acumulación en España y la crisis política. Éste modelo se presenta con unas características más que evidentes, pero sobre todo destaca una, requiere de la especulación y la burbuja financiera para proveer de etapas económicas satisfactorias al pueblo-s. Además, nadie discute la alta dependencia de la economía española, motivo por el que históricamente se duplica la destrucción de empleo respecto a la Europa homóloga.
Pero el mov. político y social que nos trae, tendrá como reflejo de la crisis de acumulación, etapas de crisis, que no siempre deberán resolverse en la misma forma.
Como decían Krugman, Stiglitz y el que era presidente de la Fed –no recuerdo el nombre-, la economía internacional (desarrollada, la otra o no existe o no se mira), se moverá en largo período de estancamiento en que las recuperaciones serán cada vez más espaciadas y débiles, ante nuevas caídas o crisis.
Por diversos factores, ahora estamos ante una crisis del movimiento, no hay más que ver las movilizaciones, posiblemente esté influida por las precarias condiciones de los brotes verdes, o por la desmoralización del movimiento ante la inconsecución de resultados, cuando políticamente debieran ser posibles (como dice Teresa Rodríguez).
El movimiento de respuesta a las condiciones materiales, se verá influido por la permeabilidad política de los partidos que la representan o debieran. Debemos ser conscientes que sobre la desmoralización, no se construye alternativa progresista. Y que un gobierno de Rajoy, sea por investidura hoy, o después de próximas elecciones, será no un elemento que fomente la contestación, sino la conformación, pues su gobierno se asienta en la desmoralización.
La realidad como vida colectiva, se comporta sin atenerse a guiones o diseños preestablecidos, por ello las líneas estratégicas suelen ser amplias, y así poder adaptar la táctica a las sorpresas de la vida, muchas veces fuera de diseños planificados.
Ahora nos encontramos ante un primer paso, para recuperar la marcha de los movimientos ciudadan@s, consistente en empoderarl@s y no desmoralizarl@s. La correlación de fuerzas real, no la ficticia o fantaseada de partir brazos echando pulsos, nos lleva a unos mínimos de compromisos para oxigenar y dar utilidad a los votos y movilizaciones que han antecedido. En ese sentido la propuesta anterior de IU es positiva, la de Compromís, o la reflexión última hecha por Teresa Rodríguez.
Por ello, esta reunión del sábado, no puede pasar de puntillas. Es la iniciativa política de más calado para el futuro de los movimientos, y por ende para la permeabilidad en las organizaciones de la alternativa –sus prácticas políticas-.
Un fuerte abrazo, y que pronto estés al 100%.
Estimado alberto,
te deseo una pronta recuperación, y que te puedas olvidar lo antes posible del episodio.
Permíteme hacer una breve reflexión.
En tu texto preguntas:
«¿Cuántos dirigentes y militantes de nuestra organización son capaces de explicar las causas –y la compleja red de interrelaciones causales- del desempleo, de los desahucios, del rescate bancario o de las estafas preferentes a partir de un lenguaje sencillo y asequible a toda la clase trabajadora?»
Y un poco más adelante, se puede leer:
«Eso no significa que no nos preocupen aquellas derivas en la izquierda que fetichizan los discursos hasta desconectarlos de cualquier base material o aquellas otras que tienden a refugiarse en la marginalidad autorreferencial de la liturgia y la autocomplacencia, pero sin lugar a dudas no pueden desviar nuestra atención de lo importante.»
En mi modesta opinión, llegar a entender correcta y completamente el comentario, requiere de varias lecturas del mismo, salvo que el lector tenga una gran práctica en la lectura de textos políticos del entorno de IU.
Mi observación parte de la dificultad que tenemos las personas para modular nuestro discurso, en función de los receptores del mismo. Tendemos a reproducir la terminología y los esquemas de razonamiento que hemos interiorizado, por lo que sugiero que se adapte el lenguaje al estilo necesario para calar en la gente de la calle.
Muchos líderes del PP lo hacen estupendamente. Hablan como para niños de poca edad, despacio, con frases cortas, términos simples, y repetición machacona. Al final, la gente lo termina repitiendo por pura imitación, interiorizando sus mensajes. Resultado: les votan entre 8 y 10 millones. Incluso entre los estafados por las preferentes, despedidos de su trabajo por EREs salvajes, o aunque tengan familiares desahuciados.
En la dinámica en la que estamos, hay que utilizar todos los recursos disponibles, y el de la persuasión es de extrema necesidad. Hay que llegar a la gente, y convencerles de que, o se echa a los neoliberales del poder, o las próximas generaciones lo tendrán realmente crudo. Más de lo que lo tienen los jóvenes de ahora.
Muchas gracias, y un fuerte abrazo.
Salud y República.
Un gran trabajo que, como es lógico, destaca el grave problema de nuestro sistema económico como causa directa de la situación social…
Te deseo una pronta recuperación
Saludos
Mark, se ha reunido el órgano de IU más representativo, 200 miembros, no se ha enterado ni Cristo, sea por la escasa repercusión de sus iniciativas, sea por la fecha elegida para el encuentro. Aunque reuniéndose un día antes de Gallegas y Vascas, parece, sólo parece, que no se buscaba repercusión mediática, ya que las elecciones seguro que estaban convocadas antes.
Sólo he visto referencia en CuartoPoder.es, y más allá de las verdades o no del documento (cada cual tendrá las suyas), éste ha servido para que l@s representantes de la corriente IzAb no hayan participado, y la otra corriente «IU Sí» se ha ausentado durante la votación.
Con todo, el documento ha salido aprobado por la unanimidad de l@s presentes, 52 de 200, y presuponiendo que l@s entorno a A. Garzón son mayoritari@s, indica que a éstas alturas tampoco levanta fervor entre propi@s ( la unanimidad de 52 es un cuarto del órgano, y por la mañana, contando a l@s de «IU Sí» que se ausentaron a la hora de votar, eran más de 90 los presentes según CuartoPoder).
Conociendo la importancia de los gestos en el posicionamiento crítico, y viendo la respuesta entre l@s propios, que sólo ha alcanzado a 52 de 200, Alberto debiera entender que de no entenderse y acordar en casa, coloca a IU en el camino de la escisión. Debiera saber, que en el contexto actual, colocar a IU en el camino de la escisión, probablemente sea colocarse en el camino de la absorción por PODEMOS, como ya le ocurriera a la corriente que encabezó Tania Sánchez. Son dinámicas e inercias que se abren y absorben a las figuras políticas por encima de su voluntad, tal como le ocurrieran a múltiples miembros de las direcciones de IU, que criticaban al institucionalismo sin éxito, tod@s ell@s sin exclusión.
Si se pretende construir un movimiento político y social en diversidad, desde los principios de radicalidad democrática, parece que no se está eligiendo el camino adecuado.
Un abrazo.
Me parece una adecuada y certera exposición…
Saludos
Mark, es tan simbólica la UNANIMIDAD de 52 entre 200, que el paisaje de exposiciones, verdades, razones, argumentos, aparece de otra forma.
Puedes leer en elDiario.es el artículo que Alberto publicó anteayer:»Nuestros Retos». Sus análisis siguen siendo certeros -en su mayoría-, pero se reducen a lo estratégico e ideológico, cuando él lidera IU no al PCE, un movimiento político y social, no un partido. Por eso en el artículo vuelve a no aparecer iniciativa política alguna, concreta, para el hoy o mañana ni tan siquiera mención.
Un@ puede definirse con toda la estrategía e ideología deseada, IU no, no es una organización que obedezca a UNA ideología, sino a todas las de izquierdas. Pero incluso cuando lo haces, si no tienes iniciativa política, táctica, del momento, no apareces definido, sino borroso o simplemente no apareces, como las brumas.
http://www.eldiario.es/tribunaabierta/retos_6_562103793.html
Un abrazo
Ciertamente hay que saber «hacer política» en el día a día para convencer a los ciudadanos…guardando unos principios ideológicos para la toma de decisiones.
Un cordial saludo.